La familia Espona Massana ha anunciado este viernes la venta de su empresa, Pastas Gallo , al fondo Proa Capital, que pagará 227 millones de euros por la totalidad de la compañía catalana fundada por José Espona Bañarés en 1946. Proa se impuso finalmente en la subasta al grupo formado por Ventura Equity Partners e Idilia Foods, que hace una semana presentó la mejor oferta. Tras descartar a TowerBrook, el tercero en discordia, y negociar en paralelo con las dos mejores opciones durante los últimos días, la familia Espona, asesorada por EY, Banc Sabadell y Garrigues, escogió a Proa.
En un comunicado, Pastas Gallo ha asegurado que había realizado la operación “con el fin de impulsar el crecimiento de la compañía y de la marca Gallo”, el líder español de la pasta seca, salsas, harinas y pan rallado, que está también presente en el mercado de los productos frescos y los platos preparados. La compañía catalana –que se dirige desde Barcelona a pesar de contar con fábrica y sede social en El Carpio (Córdoba), además de las plantas de Granollers y Esparreguera– facturó 200 millones de euros el año pasado y obtuvo un beneficio bruto de explotación (ebitda) de casi 22 millones.
El precio pagado por Proa es, por lo tanto, de unas 10 veces el ebitda, una ratio elevada, pero en línea con otras operaciones recientes del sector y con el momento actual, dominado por la efervescencia de la oferta. El contrato ya firmado entre el comprador y los cinco vendedores –Pedro Antonio, Pilar, Fernando, Silvia y Carlos Espona Massana– incluye un acuerdo de reinversión que se podrá ejecutar cuando se complete la compraventa después del verano, una vez sea aprobada por las autoridades de la competencia.
Quienes decidan formar parte del capital tendrán que llegar al 5% de Pastas Gallo para poder beneficiarse de la exención fiscal correspondiente por reinversión en la venta de participaciones sociales. Previsiblemente, al menos tres de los hermanos Espona lo harán, aunque ahora, con la tranquilidad de haber firmado la operación, todos tendrán unos tres meses para tomar una decisión definitiva.
Proa, el comprador, es uno de los fondos del llamado mid-market –la parte media del mercado– más activos del sector en España. Entre sus empresas participadas se encuentran Ibermática, Grupo Vips, Neoelectra y Fruselva. Como muchos de los fondos, Proa suele adquirir participaciones mayoritarias en las compañías en las que invierte. Y, como en los casos de Avizor y Moyca, en ocasiones lo hace de la mano de los vendedores, cuando estos tienen ganas y posibilidades de quedarse en el capital.
Así será también en Pastas Gallo. Uno de los factores por los que Proa se ha impuesto en la puja a sus competidores por esta operación es el hecho de tener ya constituido y cerrado su fondo, lo que no ofrecía dudas a los vendedores sobre la ejecución, en el caso de ganar. Además, Proa aseguró a los Espona que aportará más de la mitad de los 227 millones pactados con cargo a su capital y que ya tiene cerrada la financiación para el importe restante con un grupo de bancos españoles.
La familia Espona explicó ayer la operación a la plantilla . “Creemos llegado el momento de profesionalizar, aún más, la compañía (...) y, después de una profunda reflexión, estamos seguros de haber encontrado el socio ideal”, dice el e-mail enviado a los trabajadores. La carta muestra el profundo agradecimiento de los Espona a la plantilla “por habernos ayudado a hacer crecer la compañía, a la que seguiremos siempre ligados”, añade. Por último, asegura que “cada uno de los hermanos mantendrá un vínculo con la compañía, a la que siempre apoyaremos”.
Por Lalo Agustina / La Vanguardia