Poner en marcha una startup o una empresa es algo que suele ir asociado a una ansiosa expectación por ver triunfar una idea de negocio sobre la que se ha depositado todo un torrente de ilusiones con el convencimiento de su éxito.
Esa idea ilusionante no solamente contempla el desarrollo de una actividad económica en un determinado mercado que nos merece toda la confianza; a su vez se proyecta sobre aquellas personas cuya valía y condiciones hemos decidido hacer nuestras compañeras de viaje. Una amistad previa, un esfuerzo anterior en común, una identidad de objetivos profesionales. Cualquiera de esos factores pueden convertirse en la piedra de toque para iniciar una aventura empresarial conjunta.
Pero lo que en principio echa a rodar envuelto de buenos propósitos es altamente conveniente pertrecharlo de un mecanismo que sirva de orientación, protección y de mecanismo de resolución de conflictos, ante posibles situaciones problemáticas que eventualmente pudieran surgir.
Estamos hablando de la necesidad de reflejar en lo que se conoce como un pacto de socios los términos que constituyen la vocación de los integrantes de la empresa, para proporcionar a esta y a aquellos la mayor seguridad jurídica posible. Realmente actúa como un contrato privado, con validez legal, suscrito voluntariamente por los socios de cara a regular sus derechos y obligaciones y el funcionamiento de la empresa.
Sin ser imperativa su inscripción en el Registro Mercantil, sí se recomienda plasmarlo en escritura notarial y que conste su conocimiento por la sociedad en un acta de junta general incluida en el libro oficial de actas. .
Para ello es importante contar con la participación de un abogado especialista en Derecho Mercantil que asegure que el pacto recoja todos los aspectos relacionados con el funcionamiento, la organización y la actividad de la empresa.
En especial, es importante que el pacto de socios regule el propósito del mismo, los mecanismos de toma de decisiones, los derechos y sobre todo las obligaciones de los socios , el sistema de retribuciones de los socios y la capitalización de la empresa, aspectos estos dos últimos que suelen convertirse con frecuencia en detonantes de conflictos.
La envergadura de las obligaciones personales que cada socio asume en la constitución de una empresa es precisamente lo que hace incuestionable poner en manos de un buen abogado las riendas de este documento.
Al tratarse de un contrato privado solo tiene eficacia entre las partes intervinientes, excluyendo de esta forma a terceros de cualquier tipo. Aunque cada vez más por via jurisprudencial se va reconociendo efectos frente a terceros y/o frente a la propia sociedad. Y si un socio de una startup incumple el pacto de socios, se le sancionará conforme haya quedado previsto en el propio pacto, pues esa es la razón de ser del mismo, la autonomía de funcionamiento de la sociedad.
Si bien la gestación del pacto de socios puede entrañar tiranteces en el momento de su firma, es mejor afrontar de inicio circunstancias que obviamente son espinosas, pues el temor a afrontarlas puede acarrear graves consecuencias para el negocio.
En la vida de una empresa hay tres etapas, en las que puede tener perfecto encaje un pacto de socios:
Considerando las situaciones que más comúnmente se dan en la práctica, podemos mencionar como cláusulas principales de un pacto de socios las siguientes:
Un experto abogado se antoja como la figura en la que los emprendedores constituidos en sociedad deben depositar la confianza para elaborar un pacto de socios, guiando a aquellos en la reflexión sobre los diferentes puntos antes señalados para llegar a un texto que resulte satisfactorio para todos los implicados.