Por Mamen Ponce de León / Expansión

La reactivación de la economía española ha abierto un nuevo ciclo para el capital riesgo, que después de años de parón ha vuelto a ponerse en movimiento. Pero los fondos de private equity no son los únicos que han recuperado el dinamismo. Cuando las gestoras han captado recursos y han salido al mercado a buscar activos que comprar se han encontrado en los procesos con otros rivales ávidos también por hacer adquisiciones: los inversores industriales.

La crisis financiera les apartó de la carrera. Con la que estaba cayendo -y salvo excepciones-, bastante tenían las empresas con asegurar su propia viabilidad como para considerar la posibilidad de ampliar negocio vía compras; y a los grupos internacionales ni se les pasaba por la cabeza aumentar su exposición a España ante un contexto de máxima incertidumbre. Ese escenario de dificultad ha quedado, sin embargo, en el pasado y desde finales de 2013 las compañías -locales y sobre todo extranjeras- han recuperado para su hoja de ruta estratégica las operaciones de adquisición en el país.

En el sector del capital riesgo todos coinciden: «Los industriales han vuelto». «Aunque con diferencias por segmento, hay más competencia; y no solo porque haya más fondos comprando, sino también porque los inversores industriales han regresado», constataba José Antonio Marco-Izquierdo, socio de Magnum Capital Industrial Partners, en unas jornadas sobre private equity organizadas en Madrid hace unos días.

Tras un largo periodo de ausencia, varios factores han influido en esa rentrée. La incursión en el capital de empresas españolas resulta ahora mucho más atractiva. La mayoría de las compañías nacionales además de superar la crisis ha salido de la adversidad en una situación más competitiva. Asimismo, el tipo de cambio del euro frente al dólar favorece sus expectativas de negocio. Existe, por otra parte, una abundancia de dinero que facilita proyectar nuevas inversiones. Y además sobrevuelan aspectos más etéreos: «Por puro optimismo», resume Marco-Izquierdo.

Ese viento de cola ha permitido, por tanto, que los inversores industriales retornen y que lo hagan fuertes. Mientras que en los fondos de capital riesgo parece haberse instalado la regla no escrita de no pagar más de 10 veces ebitda, los industriales se muestran más agresivos en precio y «están dispuestos a pagar 12, 13 y hasta 14 veces ebitda» por los activos, apuntaba en el mismo evento Pablo Echart, director de 3i.

Es inevitable que la brecha en los importes de compra acabe decantando la balanza hacia los industriales en los procesos competitivos, reduciendo así la porción de tarta que se asigna el capital riesgo. Según las cifras de Mergermarket, en lo que va de año se han cerrado 100 transacciones y solo en 15 de ellas el comprador fue un fondo. «El private equity juega con las armas de siempre, es un inversor disciplinado, pero no tiene las palancas de los industriales», explica Marco-Izquierdo. «Las valoraciones que puede pagar un industrial no son las que pueden afrontar el capital riesgo. Cuentan con una capacidad de generar sinergias que no va a tener un inversor financiero», añade Echart.

La otra cara de la moneda

Lo que resta opciones de negocio en el capítulo de las compras es por el contrario un motor fundamental de las ventas. En esa cara de la moneda, la pujanza de los industriales está facilitando las desinversiones de las gestoras de private equity, que están consiguiendo desprenderse de los activos más maduros del portfolio a buenos precios. Los datos reflejan el decisivo papel de estos inversores en el frenesí de traspasos que vivió el capital riesgo el año pasado.

En 2014, las ventas de los fondos con actividad en España alcanzaron los 4.768,7 millones de euros, un 178,6% más que un año atrás. Y en el 61% del volumen desinvertido, el mecanismo utilizado fue la venta a un industrial, según indican las estadísticas de la patronal Ascri. En 2013 este procedimiento apenas representó el 39% del volumen. Entre las empresas que el capital riesgo traspasó a industriales el ejercicio pasado, se encuentran el fabricante de álbumes fotográficos Hofmann (que adquirió el gigante Photobox a Portobello y Realza) o los hospitales Xanit (que pasaron al grupo sanitario Vithas de manos de Dinamia, N+1, Akina y Partners Group).

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