En España, existen plataformas de crowdfunding enfocadas en energías renovables, pero Crowmie se destaca del resto debido a su fundamento en la tecnología blockchain, lo que la distingue de la mayoría.
Este marco facilita que personas de cualquier rincón del mundo puedan invertir rápidamente una parte de sus ahorros en proyectos de autoconsumo industrial, es decir, en fábricas que buscan reducir sus costos de energía y/o avanzar hacia la sostenibilidad. Cualquier individuo puede registrarse, estimar sus posibles ganancias utilizando la calculadora de Crowmie y decidir dónde invertir su dinero. La inversión mínima requerida es de 100 euros, sin límite máximo establecido.
Por lo general, suelen pasar de dos a tres meses desde que se desembolsa el dinero hasta que la inversión comienza a generar intereses. La fábrica correspondiente realiza pagos mensuales que cubren tanto la amortización como la rentabilidad. La Tasa Interna de Retorno (TIR) varía en un rango que va desde el 7.5% al 8.5%, y los retornos totales (que incluyen la amortización y la rentabilidad) actualmente promedian un 15.2% anual. Si un inversor español opta por retirar sus ganancias, la startup aplicará una retención del 19% en concepto de Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Cómo se realiza la selección
El equipo de Crowmie cuenta con una red de 35 empresas fotovoltaicas que recomiendan perfiles de fábricas atractivos para la inversión. Una ventaja clave es que estas empresas ya realizan un análisis de ingeniería y costos para la instalación. Luego, la startup evalúa cada proyecto según varios criterios y colabora con el cliente y la empresa de ingeniería "para lograr un acuerdo en el que la fábrica obtenga un precio favorable y Crowmie asegure una rentabilidad mínima".
Cuando algo sale mal
Si la operación no se desarrolla según lo previsto y surge el riesgo de incumplimiento, el inversor está respaldado porque cada contrato suscrito con la fábrica incluye el pago de un aval equivalente a tres o seis mensualidades. En caso de que se confirme la bancarrota, Crowmie adquiere los derechos de uso del techo solar durante un período de 25 años y tiene la autorización para verter ese rendimiento a otra fábrica ubicada en un radio de hasta cinco kilómetros, o incluso para inyectar directamente esa energía en la red, lo que podría dar lugar a rendimientos sujetos, en este caso, a las fluctuaciones de los precios en ese momento.
El inversor realiza sus aportaciones iniciales a través de una transferencia bancaria o con su billetera digital, aunque actualmente se está explorando la posibilidad de utilizar métodos de pago como Bizum y otros. Una vez que comienza la inversión, existen tres opciones disponibles: mantener los fondos generados en la billetera de la plataforma, similar a una cuenta bancaria; retirarlos con las correspondientes retenciones fiscales; o reinvertirlos utilizando el interés compuesto. En este último caso, el rendimiento original podría aumentar hasta tres veces su valor.
Números y respaldo
En junio, Crowmie levantó una ronda de 300.000 euros donde participaron Demium Capital y la ingeniería de infraestructuras, agua y energía Lantania. Hasta la fecha se han financiado tres proyectos y el cuarto está en camino (Las Salinas, de 380 kW). El objetivo es liberar entre uno y tres millones este año y 15 más en el próximo.
España está en el top 10 de países con mayor potencia instalada (en renovables) del mundo. El autoconsumo ha crecido en un lustro un 1.200%. Con sus condiciones naturales de sol y viento, España vislumbra enormes oportunidades de negocio y la aspiración de la independencia energética. No tenemos petróleo, pero si el transporte pasa por lo eléctrico, en una década podría ser autosuficiente.
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