Las tecnologías limpias, también conocidas como ‘cleantech’, son aquellas que contribuyen a la sostenibilidad y al cuidado del medioambiente. Esto engloba tanto la reducción de emisiones, como la protección de la biodiversidad o el tratamiento del agua.

‘Cleantech’ es un concepto emergente que, en los últimos años, ha dejado atrás los círculos especializados en sostenibilidad para llegar a un público más generalizado. Y como toda terminología que se integra, puede generar cierta confusión. Sin embargo, entre los expertos del sector energético hay un consenso: ‘cleantech’ se refiere a tecnologías limpias. Esto implica la presencia de un componente tecnológico e innovador con el objetivo central de promover la sostenibilidad y la descarbonización.

Ejemplos comunes de estas tecnologías limpias incluyen a las energías renovables, el automóvil eléctrico, procesos de reciclaje y gestión de residuos, reutilización del agua y el desarrollo de bioplásticos, según los expertos consultados.

Desde la Avaesen, la asociación de empresas de energías renovables y otras tecnologías limpias de la Comunidad Valenciana, concretan la definición. Su director general, Pedro Fresco, señala que las ‘cleantech’ tienen como finalidad “reducir o evitar el daño medioambiental de procesos que actualmente realizamos con otras tecnologías más impactantes”. Y añade: “Cuando hablamos de ‘cleantech’ no hablamos solo de grandes desarrollos tecnológicos, se incluyen también servicios o modelos de negocio que tengan cierta base tecnológica”.

Asimismo, se pueden incorporar a este concepto los procesos orientados a una mayor eficiencia. Para Covadonga Pevida, investigadora del CSIC en el Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono, el término proviene de las tecnologías limpias que ya se usaban para reducir las emisiones de los combustibles fósiles. “En el contexto actual de transición hacia las renovables, el concepto ‘cleantech’ se amplía no solo incluyendo tecnologías que permitan una utilización de los combustibles más limpia, sino que ya se ciñe más hacia la parte de sostenibilidad”. En su opinión, entrarían incluso procesos destinados al impulso de la economía circular.

La inversión en las ‘cleantech’

Matices aparte, el sector que parece englobar este concepto goza de buena salud. El informe Energy Technology Perspectives 2023, publicado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), indica que el mercado global para las tecnologías moverá alrededor de 650.000 millones de dólares en 2030. Esto supone triplicar el volumen actual de negocio, aunque está condicionado a que los países implementen los planes energéticos y climáticos que han anunciado.

En ese sentido, existen entidades como 'Cleantech for Iberia', que cuenta con el apoyo de Breakthrough Energy, iniciativa fundada por Bill Gates, y a la que BBVA se ha incorporado recientemente. Su objetivo principal es crear un centro mundial que consolide la posición de la península ibérica como líder en el sector de las tecnologías limpias.

La inversión en tecnologías limpias en la península ibérica se ha multiplicado por seis en los últimos cinco años, y alcanzó los 676 millones de euros en 2022. Un total de 160 empresas ya han invertido en este sector de la tecnología limpia y se estima que otras 600 más lo harán en los próximos años.

La evolución en el tiempo es clara. “Hay un incremento constante de la inversión en todo lo que tiene que ver con energías limpias y tecnologías descarbonizadas, en franco incremento desde el Acuerdo de París”, señala Fresco, quien conoce de primera mano el tema, pues Avaesen lidera a nivel nacional el concurso de ideas de negocio de tecnologías limpias Cleantech Climate Launchepad. “Las startups muestran una creciente orientación tecnológica y una mayor preparación para afrontar las demandas del mercado actual. Es evidente que cada vez más jóvenes se suman al emprendimiento ‘cleantech’, aportando un enfoque tecnológico distintivo a este dinámico panorama”, sostiene el director general de la asociación.

La investigadora Covadonga Pevida también destaca la evolución de las ‘cleantech’. “Los que hemos trabajado con carbón o con combustibles fósiles vemos que desde hace muchos años se han desarrollado tecnologías comerciales de desnitrificación (DeNoX) o desulfuración (DeSoX) para eliminar óxidos de nitrógeno y óxidos de azufre”. Sin embargo, cree que ahora hablar de tecnologías ‘cleantech’ va más allá.

Hoy en día no se puede separar el concepto del desafío climático que afronta el planeta. “Los retos de las ‘cleantech’ están íntimamente ligados al reto climático que enfrenta la humanidad”, puntualiza Fresco. “Tenemos que hacer un cambio radical de tecnologías en 30 años y para hacerlo se requiere una cantidad de inversión enorme, muy por encima de lo que estamos invirtiendo ahora”.

¿Qué son las ‘climatetech’? Más allá de las ‘cleantech’

En este contexto hay otro término que aflora, menos conocido aún y de más reciente creación que el de ‘cleantech’. Se trata de ‘climatetech’, que se diferencia sutilmente del anterior. “Podríamos decir que la tecnología ‘climatetech’ se centraría en tecnologías y servicios que redujesen el impacto climático de nuestras actividades, mientras que la ‘cleantech’ es algo más amplia, pues pone foco en cuestiones ambientales más amplias, como el ciclo del agua, el tratamiento de residuos o la protección de la biodiversidad”, explica Fresco.

De esta forma, las tecnologías ‘climatetech’ serían aquellas destinadas a mitigar los elementos causantes del cambio climático. Las ‘cleantech’ engloban todas las anteriores y suman otras relacionadas con la protección medioambiental. Es decir, todas las ‘climatetech’ son ‘cleantech’, pero no todas las ‘cleantech’ son ‘climatetech’.

La captura de carbono, tanto del aire como en la industria, sería un caso típico de ‘climatetech’. “Hay actividades que tienen lo que se llaman emisiones de proceso. No pueden evitar emitir carbono. Un ejemplo muy claro es el proceso de producción de cemento, que de manera inherente genera dióxido de carbono (CO2), que está asociado a las propias materias primas. Estas emisiones se van a generar y aquí es donde entrarían las tecnologías de captura de CO2. Añaden un proceso adicional que separa de manera selectiva ese CO2 para que sea almacenado”, expone Pevida.

Aunque la carrera no está exenta de obstáculos. La consultora PwC alerta sobre un freno en la inversión en startups ‘climatetech’ en 2023. Y advierte de que el planeta necesita descarbonizarse siete veces más rápido de lo que hace ahora para mantener el nivel de calentamiento en 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales. Sin embargo, también hay señales para el optimismo. La cuota de inversión privada y de subvenciones públicas de las tecnologías ‘climatetech’ sobre el total creció hasta el 11,4% en el tercer trimestre del año 2023. Desde luego, no es un porcentaje desdeñable.

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