Estados Unidos es, por excelencia, la economía capitalista más abierta del mundo donde abundan los ricos (emprendedores jóvenes, familias de fortuna histórica, profesionales y ejecutivos millonarios, etc.), los inversores, los asesores financieros especializados y la banca privada y de inversión que dinamiza los mercados de capitales y conecta el capital con las oportunidades de inversión.

Es evidente que la mentalidad de ganar dinero a base de esfuerzo, asumir riesgos e invertir y soportar la presión de ser empresario y/o inversor son aspectos esenciales para hacerse millonario. Esa mentalidad podemos afirmar está muy arraigada en los Estados Unidos. Un ejemplo palpable los podemos ver cuando introducimos la palabra “investor” o “investor” en Linkedln y seleccionamos un área del mundo (California, por ejemplo, con 37 millones de habitantes) la cifra supera los 130.000 individuos. Si hacemos esa búsqueda en España con una población de 47 millones de habitantes nos encontramos con no más de 20.000 individuos. No quiere esto decir que no haya muchos más en España, pero el norteamericano no tiene complejos en auto calificarse como tal en tanto el español, no tiene esa mentalidad, no se considera un inversor o prefiere que nadie lo sepa. Si trasladamos la búsqueda a Estados Unidos nos encontramos con más de 720.000 individuos, frente a 290.000 individuos en Europa.

En nuestro país hay muchísimos empresarios que dedican toda su vida a desarrollar su compañía, pero nunca han pensado en hacerse millonarios y dedicarse a otra cosa. Simplemente continúan con la actividad hasta que llegada cierta edad se plantean qué hacer; sobre todo si no tienen descendencia que continue con el legado.

Empíricamente podemos identificar tres colectivos: (1) los que no se han planteado nunca vender su empresa para recibir el fruto de su esfuerzo de tantos años, (2) los que lo han pensado alguna vez, pero les cuesta creer que alguien esté dispuesto a hacerlos ricos o simplemente que su empresa no vale mucho como para venderla y vivir de las rentas y (3) los que lo tienen claro y despliegan su actividad y construyen una empresa para venderla y hacerse ricos. En este último colectivo nunca están los empresarios que personalizan la gestión empresarial hasta hacer a la compañía dependiente de sí mismos.

Cada vez resulta más frecuente encontrar empresarios que se plantean vender su empresa por diversos motivos, pero muchos desconocen el valor de mercado de ésta y por supuesto, cómo hay que proceder. También es frecuente que emprendedores con una corta trayectoria empresarial y sin resultados acreditables busquen con frenesí al inversor que por el solo hecho de informarle de su brillante idea y de su entusiasmo acompañado de un discurso prefabricado o asesorado por incubadoras, aceleradoras, escuelas de negocio, amigos o asesores, etc. les hagan millonarios. No negamos que se pueda dar la circunstancia de que con efímeros argumentos y mucho entusiasmo y verborrea no se pueda identificar a un rico que no sepa que hacer con su dinero y se decida a desprenderse de parte de él y comprar una empresa o proyecto que aparentemente será, nada más y nada menos que un UNICORNIO (empresas que alcanzan una valoración de miles de millones de euros).

Las cuestiones que se plantean muchos son: ¿cuán millonario puedo llegar a ser? ¿Cómo me puedo hacer millonario con mi empresa o proyecto? ¿A quién debo acudir para conseguirlo? ¿Lo puedo hacer solo? ¿A quién puede interesar?

El mundo del capital y de la inversión cada día es más sofisticado, exige más información, que se acredite el potencial de un negocio y que se pueda diseñar una transacción donde el empresario pueda llegar a ser rico a la vez que el inversor multiplicar su dinero.

En Delicias Corporate (filial de Delicias Capital), hemos hecho millonarios a algunos empresarios lo que resultó una experiencia memorable tanto para ellos como para nuestra firma. Estos formaban parte del tercer colectivo, pero no imaginaban que el proceso fuese tan complejo y técnico, llevase tanto tiempo (casi 1 año), requiriese de la intervención de diversos profesionales, el conocimiento profundo y pormenorizado de las claves de negocio y las métricas generadoras de valor y que la negociación fuese un arte como el del torero que triunfa en plaza de toros de Las Ventas.

El mundo del Private Equity que destina el dinero de sus inversores a empresas no cotizadas, focaliza su atención en empresas y empresarios que quieran ser ricos y recibir el fruto de su esfuerzo, pero antes de tomar una decisión de inversión han de verificar la realidad del negocio (su histórico, métricas, riesgos, etc.), la capacidad de éste para crecer y ganar dinero e identificar y/o enrolar a los “pilotos” que sean capaces de tomar el timón de la empresa para hacer realidad el futurible en el que invierten.

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