La expresión “alinear intereses” refleja la simbiosis entre cierto espíritu geométrico y arquitectónico y el deseo humano, pero en el ámbito de los negocios en general y en el del capital riesgo en particular tiene una enorme relevancia por cuanto apunta al objetivo de evitar conflictos y aunar voluntades, algo esencial en mundo de la inversión, del dinero.

Todo aquel que dispone de dinero líquido que excede sus necesidades vitales, llamémosle capitalista, desea que éste no pierda valor e incluso se multiplique por lo que no tiene más remedio que desprenderse de él para cambiarlo por un bien que le permita alcanzar ambos objetivos. Si bien, la multiplicación del dinero es un objetivo más ambicioso que exige asumir un mayor riesgo al que se incurriría si sólo se pretende evitar la pérdida de poder adquisitivo (devaluación del dinero, fundamentalmente por efecto de la inflación, aunque también por la intervención de los poderes públicos como los gobiernos de un determinado país).

Además de la búsqueda de buenas oportunidades de inversión por parte del capitalista ha de identificar buenos gestores o directivos a los que confiar su dinero para que éstos con su pericia, conocimiento, experiencia y dedicación le procuren esa multiplicación pretendida o lo que es lo mismo una rentabilidad.

Estos gestores, lógicamente han de ser remunerados conforme a su capacidad, experiencia, conocimiento y dedicación, pero también han de ser recompensados adecuadamente cuando consiguen o superan el resultado objetivo. Esta recompensa incluye implícitamente un bonus por la lealtad del gestor en su desempeño profesional.

Cómo conseguir el alineamiento de intereses

El alineamiento de intereses en el capital riesgo supone que el inversor y el gestor tienen los mismos objetivos, aunque siempre existirán los llamados “costes de agencia” por cuanto el gestor es un profesional en el que además de la ambición pecuniaria existe un deseo de realización, liberalidad y reconocimiento que a veces repercute negativamente en la relación entre los capitalistas (accionistas de una sociedad o partícipes de un fondo) de forma que éste puede adoptar decisiones discrepantes con sus inversores, accionistas o partícipes.

En el mundo del Capital Riesgo hay que diferenciar los dos ámbitos donde se pueden producir los conflictos de interés, a saber: (1) el que puede aflorar entre los partícipes de un Fondo y los gestores de éste y (2) el de los gestores de las empresas participadas por el Fondo y el Fondo en sí mismo.

En el primer ámbito, para atenuar esos potenciales conflictos de intereses que pueden provocar una pérdida de valor del accionista o partícipe o al menos un resultado inferior al objetivo perseguido en forma de rentabilidad o ser esta menor del que realmente pudiese haberse obtenido el gestor de un Fondo de Capital Riesgo ha de jugarse su dinero, aunque por obvios motivos en menor proporción a la del inversor (llamado “Limited Partner” en la jerga anglosajona) y su inversión reciba un retorno significativo en el momento de la liquidación de éste.

En el segundo ámbito el gestor del Fondo actúa como supervisor que vela por la ejecución de un plan de negocios por el directivo de la participada para atenuar esos conflictos, pero no obstante la única forma de mitigar el riesgo de conflicto de interés es que el gestor o directivo de la compañía sea también accionista o participe de la plusvalía en la desinversión de forma que su incentivo sea significativo y más relevante que la remuneración habitual por su trabajo.

En paralelo y para alcanzar un alto grado de lealtad de los gestores y directivos es frecuente que además de una buena remuneración y participación significativa en las plusvalías de los Fondos y Participadas, se ofrezcan incentivos en especie tales como viajes en primera clase, vehículos de empresa, dietas, seguros de vida o médicos, etc.

El alineamiento de intereses es un aspecto fundamental a la hora de realizar una inversión resultando imprescindible garantizarse que el gestor y directivo persigan el mismo objetivo: maximizar el valor del dinero invertido en tiempo y forma. En el Capital Riesgo regulado y supervisado formalmente está garantizado el alineamiento de intereses entre los gestores y los partícipes de los vehículos de inversión por cuanto estos se juegan su dinero y la recompensa en caso de éxito es más que significativa.

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