BBVA Asset Management (BBVA AM) reunió el pasado 13 mayo a más de 400 clientes institucionales en una jornada telemática en la que analizó el impacto del COVID-19 en los mercados y desgranó el posicionamiento de las carteras para los próximos meses. Entre otras ideas de inversión, los estrategas de la gestora destacaron que, a pesar de la corrección de marzo y tras el rebote en abril, las bolsas no están baratas en estos momentos. “No estamos ante una situación histórica para comprar activos de bolsa”, afirmó Joaquín García Huerga, director de Estrategia Global de BBVA Asset Management.

Joaquín García Huerga comenzó su intervención recordando que sigue habiendo mucha incertidumbre en torno a la evolución de la pandemia y, si bien en países como China o Corea hay un patrón de control claro, en algunos países desarrollados como España la fase de control está siendo más lenta.

“Esta crisis económica va a ser más virulenta que la de 2008, pero más corta”, explicó García Huerga. A su juicio, la reacción de gobiernos y bancos centrales ha sido rápida y contundente, lo que ha contribuido, además, a frenar con prontitud el desplome de los mercados financieros. Sin embargo, el impulso fiscal generará déficits públicos que dejarán el peso de la deuda pública sobre el PIB en situaciones “incómodas”. En el plano financiero, no obstante, los bancos centrales han puesto en marcha programas de compras de activos que permitirán absorber en parte la emisión de bonos de los gobiernos.

Un nuevo régimen de volatilidad

García Huerga explicó que los mercados han entrado en un nuevo régimen de volatilidad, y aunque esta ha descendido desde los niveles extremos que alcanzó en marzo, quedan meses de incertidumbre. “Las bolsas no se han abaratado”, señaló. “Después del desplome de marzo, han regresado a una zona exigente de valoración. No estamos ante una situación histórica para comprar bolsa”. A su juicio, no será hasta finales de 2021 que los beneficios de las empresas que componen los índices de bolsa recuperen los niveles de 2019, por lo que las empresas habrán perdido dos años de beneficios.

Según explicó Alberto Gómez-Reino, director de Inversiones de Clientes Institucionales de la gestora, aunque en la fase de corrección las bolsas estuvieron muy correlacionadas, el rebote ha sido desigual, con una diferencia de hasta el 10% desde el mínimo entre la rentabilidad alcanzada por la bolsa de EE. UU. y la de la eurozona. “Las expectativas de recuperación de las economías son diferentes, y ha pesado mucho la composición sectorial de los índices. Los sectores defensivos se han comportado mejor”, afirmó.

En el terreno de la renta fija, Joaquín García Huerga señaló que la falta de tensiones inflacionistas y la necesidad de financiar los déficits públicos apunta a que se mantendrá el periodo de tipos de interés ultrabajos, lo que reduce el atractivo del activo libre de riesgo ‘core’, es decir, de la renta fija de gobiernos de países desarrollados, como el alemán o el estadounidense. “Ha cambiado para bien el binomio rentabilidad-riesgo del crédito”, afirmó. En este sentido, explicó que los diferenciales del rendimiento de la deuda de las empresas se ha disparado con el estallido de la crisis, mejorando su atractivo.

Gómez-Reino explicó que el proceso inversor de BBVA Asset Management combina visión de largo plazo (‘asset allocation’ estratégico), con un horizonte temporal de cinco años, y una táctica, que expresa la visión en períodos inferiores al año. A largo plazo, la gestora observa que las rentabilidades esperadas siguen por debajo de las medias históricas, con unas bolsas que no mejoran sus perspectivas significativamente y una renta fija con una elevada dispersión de rentabilidades esperadas entre las diferentes tipologías de la misma. Sin embargo, con la corrección se han creado oportunidades en diferentes clases de activo.

Así, frente a los bonos de gobiernos, que pagan poco, la gestora encuentra valor en los bonos ligados a la inflación. En renta fija, han mejorado también las perspectivas en deuda corporativa de grado de inversión y bonos de alto rendimiento (‘high yield’) y deuda emergente, aunque estas dos últimas con un perfil de riesgo bastante superior a la primera. “Vemos oportunidades en mercados privados, especialmente en el mundo del capital privado y la deuda privada”, señaló.

Desde un punto de vista táctico, el posicionamiento de la gestora es más prudente: el escenario macroeconómico actual no es favorable, existe una elevada dispersión entre el escenario central y los riesgos de cola y el momentum de muchos mercados sigue siendo negativo a pesar del rebote que se ha visto. Así, tácticamente, en un horizonte temporal de menos de un año, el posicionamiento es negativo en bolsa estadounidense y europea, en renta fija emergente, en dólar y en bonos de alto rendimiento o ‘high yield’. Entretanto es positivo en deuda de gobiernos de máxima calificación, como el alemán y el de EE. UU., que funcionan como refugio.

“El efecto sorpresa de la pandemia ha sido generalizado; tenemos que convivir con un ‘shock”, señaló Gómez-Reino. “Una vez reconocido ese ‘shock’ hay que gestionarlo con un proceso ordenado y disciplinado. Nuestro proceso de construcción de carteras es 100% dinámico. Lo hemos reevaluado para determinar qué oportunidades tenemos a corto, medio y largo plazo para tratar de obtener la mejor combinación de activos en términos de rentabilidad-riesgo. En este momento el horizonte temporal influye mucho”.

Por Miguel Rodríguez Canfranc

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