La familia Boixareu, fundadora de Irestal Group, anunció ayer que ha alcanzado un acuerdo para adquirir el 43% de las acciones del grupo que estaban en manos de Black Toro Capital, a raíz de la reestructuración financiera que realizó la empresa tras la crisis de 2008.

Black Toro Capital, un fondo de capital riesgo controlado por Ramón Betolaza y en el que también es socio el expresidente de Fibanc, Carlos Tusquets, entró en el capital de Irestal Group en el año 2015: el fondo compró deuda bancaria del grupo por valor de 30 millones de euros, que la empresa deseaba refinanciar, y se comprometió a inyectarle otros 10 millones de euros adicionales para completar su reestructuración e impulsar de nuevo su crecimiento internacional. El fondo compró también el 12,5% que estaba en manos de MCH y se hizo finalmente con un 43% del capital de la empresa, en la que ahora tenía dos consejeros, el propio Betolaza y Isaac Lahuerta.

El grupo factura 124 millones con 305 trabajadores y vende sus productos en más de treinta países

Fuentes de la empresa señalaron que la salida de Black Toro responde a los términos pactados en el acuerdo de inversión, y declinaron explicar el importe de la operación. La salida del fondo supondrá una reestructuración del consejo, del que saldrán sus representantes. David Wechsler, un consejero en representación de la familia, ha dejado ya la presidencia del grupo, que ha asumido de nuevo Joaquim Boixareu, que ya era consejero delegado y ha dirigido la empresa durante este periodo, mientras su hermano Felip es vicepresidente.

La compañía explicó en un comunicado que “esta recompra se produce cuando Irestal Group cumple 75 años y refleja tanto el compromiso de la familia Boixareu con el proyecto empresarial como la solidez y proyección de la compañía”.

Vuelta a la rentabilidad

Irestal, la antigua Aceros Boixareu, facturó el año pasado 124 millones de euros, con una facturación prácticamente estabilizada en términos monetarios desde 2014, aunque la producción, en toneladas producidas, se ha incrementado en el último año en un 3%. El grupo aseguró que ha vuelto a la rentabilidad, tras la reestructuración que realizó tras la anterior crisis, que le llevó a cerrar sus filiales en Europa del Este.

Tras la reestructuración, Irestal ha aplicado también mejoras de gestión para aumentar su rentabilidad, un elemento vital en un sector con fuerte competencia de empresas con fábricas en países emergentes. Así, el grupo ha implementado un nuevo modelo logístico en sus operaciones y tiene en marcha un proyecto para modernizar la maquinaria de su planta catalana para mejorar su productividad.

La compañía tiene su sede en Sant Just Desvern, donde tiene una fábrica, produce también en Galicia, y tiene filiales en Portugal, Francia, Reino Unido, Rusia, Polonia y EE.UU., comercializando sus productos en más de 30 mercados. La empresa tiene una plantilla de 305 trabajadores y más de 14.000 clientes en todo el mundo.

Por Rosa Salvador / La Vanguardia

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