Para muchas empresas que operan en mercados competitivos en las circunstancias económicas actuales, un objetivo clave es preservar el flujo de caja y mantener las ganancias. De igual modo, otro reto, no menos importante, es retener a los empleados y colaboradores clave que serán esenciales para mantener el negocio en funcionamiento durante la recesión y salir de él con una ventaja competitiva. Tradicionalmente, estos dos objetivos se han visto contrapuestos. En muchas ocasiones, la reducción de salarios o, incluso, los despidos se han utilizado como herramienta para preservar el flujo de caja.

Una fórmula muy interesante y que puede ofrecer muy buenos resultados en ambos sentidos, es alcanzar lo que se conoce como acuerdo de sacrificio salarial. Estos son acuerdos contractuales entre un empleador y un empleado en los que el segundo acepta renunciar a parte de su salario a cambio de un beneficio, en este caso, en la participación del capital. Para la mayoría de las empresas, especialmente las nuevas, el Sweat Equity (o capital social) es una poderosa herramienta de contratación y retención y puede ofrecerse a los empleados como un beneficio a cambio de un sacrificio salarial. Esto es válido tanto para empresas grandes como pequeñas. Un ejemplo reciente lo encontramos en una gran compañía farmacéutica: PharmaMar repartió entre sus empleados más de 8.000 acciones.

Pero no queda aquí la cosa. El Sweat Equity también es útil para trabajar con proveedores o colaboradores externos. A estos, se les puede ofrecer este tipo de participación a cambio de rebajas en los precios o de determinados servicios que aporten valor.

En cualquier caso, lo importante de esta forma de compartir el capital social con los empleados y colaboradores es que es una herramienta para reconocer la inversión de habilidades y esfuerzo de los empleados y colaboradores en la empresa. Todo ello, sin poner en riesgo la tesorería y generando potenciales beneficios.

¿Cómo nos va a ayudar el Sweat Equity?

Ahorro del efectivo. Hay que ser realistas. Todos sabemos que en muchos casos, la tesorería es el principal problema con el que se encuentra una startup. Mantener, por tanto, un flujo de caja saneado puede ser vital. Por ello, cualquier cosa que ayude a evitar la desaparición de las reservas servirá de ayuda. Así, si los salarios pueden compensarse o reducirse ofreciendo acciones en el negocio, o si podemos ofrecer el pago en acciones a colaboradores que aportan valor al negocio, estaremos obteniendo un trabajo sin necesidad de sacrificar el efectivo.

Facilita el acceso a habilidades y experiencia que de otro modo no serían accesibles. Ofrecer capital de trabajo también puede ofrecer a las nuevas empresas la oportunidad de atraer a un cofundador o empleado clave de un calibre que de otro modo no podrían pagar. Obtener acciones en un negocio que está lleno de promesas tiene valor, particularmente para alguien que ve su propia capacidad para aumentar ese valor.

Alineación de objetivos de todos los implicados. Además, ahora, estos colaboradores y empleados serán algo más. En consecuencia, estarán, si cabe, todavía más interesados en el buen funcionamiento de la empresa y en lograr aumentar el valor de la empresa y de sus acciones. De esta forma, los objetivos se alinean más y todos ganarán si el negocio prospera.

¿Qué hay que tener en cuenta?

Aunque los beneficios pueden ser muchos y la utilización del Sweat Equity puede proporcionar valor, hay que tener en cuenta algunos elementos. Hacerlo bien será la mejor garantía para que todo marche según lo previsto y evitar posibles sorpresas desagradables. Algunas cuestiones que vale la pena plantearse, son las siguientes:

  • ¿Cuál es el valor real que el empleado o colaborador aporta? No se trata solo de un valor cuantificable, ya que existen factores difíciles de medir, pero importantes y necesarios, las relaciones con posibles inversores y clientes, además de las habilidades y responsabilidades.
  • ¿Es esto suficiente para mantener motivados a los empleados? En general, esto sí debería servir, pero puede haber dudas por todas las partes sobre si es suficiente o no.
  • ¿Cuánto control estás dispuesto a ceder? Ceder participaciones en el capital social, equivale a ceder poder. Si la suma total de lo que se ofrece alcanza el 50%, esta pérdida de poder será muy importante, por lo que es necesario ser consciente de lo que esto puede significar y qué escenarios futuros pueden darse.
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