Acelerar la incorporación de tecnologías y modelos de negocio innovadores es el objetivo de la nueva estrategia del Repsol Corporate Venturing (RCV). Este fondo de inversión estratégico, dotado con 85 millones de euros para el periodo 2016-2020, se destinará a tomar participaciones en start-ups que ofrezcan soluciones en movilidad avanzada, nuevos materiales, economía circular o tecnologías digitales aplicadas a la exploración y producción.

"El nuevo modelo de Corporate Venture Capital persigue atraer la innovación tecnológica que esté más cercana a su despliegue comercial y que se puede probar de forma ágil para evaluar su potencial", explica Luis Casado, Director de Corporate Venturing de Repsol.

En colaboración con las unidades de negocio de la compañía, se han definido seis ámbitos tecnológicos que serán prioritarios en la búsqueda de oportunidades. "Queremos el mayor alineamiento posible entre las necesidades de los negocios y nuestras inversiones", en una estrategia de innovación abierta pensada para complementar las capacidades internas de Repsol en I+D.

RCV cuenta ya con participación en nueve start-ups que se integran en estas áreas prioritarias, como el fabricante español de scooters eléctricos Silence, con una tecnología propia de baterías recargables, o Graphenea, uno de los principales productores europeos de grafeno.

Más recientemente, destaca la colaboración con la empresa donostiarra de domótica Wattio, fabricante de dispositivos y soluciones integrales de Internet de las Cosas, tanto para grandes compañías como para hogares conectados.

Agilidad para testar las tecnologías

La prioridad del nuevo modelo es la incorporación rápida de la innovación externa a los negocios y prácticas industriales de Repsol, para lo que es clave "la realización temprana de proyectos piloto, y en caso de éxito, escalar las soluciones”, indica Casado.

El trabajo conjunto entre el equipo de RCV y los negocios se realiza a través de una estructura de coordinación creada para este fin, con interlocutores de todas las áreas implicadas, roles y calendarios de trabajo definidos, que gestionará el principal vehículo de conexión entre la compañía y el ecosistema de start-ups.

El fondo de capital riesgo corporativo tiene vocación internacional, por lo que se pretende construir una red global de contactos que incluya incubadoras, universidades o Venture Capital de otras compañías. "Estamos iniciando además un proyecto con una aceleradora internacional, con el que esperamos conseguir más oportunidades, y hemos alineado las bases de las últimas convocatorias del Fondo de Emprendedores de la Fundación Repsol con nuestros retos, y ya estamos empezando a ver los resultados".

En esta línea de proyección internacional, cabe mencionar la participación en Ample, una empresa emergente de San Francisco que busca soluciones de movilidad eléctrica a través de un novedoso enfoque que, mediante la implantación de robótica autónoma, permite la carga en minutos.

Analizadas 100 oportunidades de inversión

Los seis ámbitos tecnológicos en que se centrará el fondo son la fiabilidad en las operaciones, explorando tecnologías que permitan avanzar en la automatización de los procesos; proyectos de economía circular, para reutilizar recursos; movilidad avanzada, con desarrollos en combustibles sostenibles o movilidad eléctrica; Diversificación tecnológica, buscando iniciativas para diversificar la oferta energética; tecnologías aplicadas a la exploración y producción (E&P) que acorten los ciclos en la producción de hidrocarburos y nuevos materiales y productos.

En áreas como la fiabilidad operativa o las innovaciones en E&P, "las tecnologías digitales evolucionan con rapidez y hay mucha actividad. También en movilidad avanzada o en el ámbito de los nuevos servicios energéticos". En las relacionadas con los retos ambientales, "es más difícil encontrar tecnologías para reducir de manera significativa nuestras emisiones de CO2 o suficientemente competitivas en el ámbito de la economía circular", afirma Casado.

Dentro de esta estrategia, el fondo de Repsol tomó recientemente participaciones en We Smart Park y Drive Smart, empresas de movilidad que se nutren de las nuevas formas de economía colaborativa. También es socio de la finlandesa Rocsole, que diseña sensores para monitorizar tanques o tuberías y de Sorbwater, con tecnología a la vanguardia en el tratamiento de aguas industriales.

En 2017 se invirtieron 7 millones de euros del fondo y la estimación para 2018 es de otros 10 millones. El equipo del RCV busca las opciones más atractivas para la compañía de forma continua y exhaustiva. Desde enero de este año ha analizado más de 100 oportunidades de inversión, de las cuales dos han fructificado y varias se encuentran en su proceso final.

Valor estratégico y autosuficiencia económica

El nuevo modelo de Venture Capital de Repsol, que es una apuesta por la innovación tecnológica, cuenta con el soporte de un equipo de personas amplio y trasversal, que está presente en todo el ciclo, desde la búsqueda de oportunidades, pasando por la gestión de las participadas, hasta una potencial desinversión.

El fondo seguirá los patrones habituales en la industria, "con inversiones minoritarias y sin control societario, que facilitan la entrada en las start-ups minimizando el riesgo", durante un periodo inversor de cinco años, "el tiempo necesario para adquirir capital en un número relevante de empresas, y sobre todo, para poder realizar pruebas y pilotos, e incluso nuevos desarrollos con las start-ups".

En cuanto a los riesgos que implica toda apuesta en innovación, "asumimos que tan solo una de cada cuatro inversiones llegará a aportar un claro valor estratégico a los negocios, que es el éxito fundamental que perseguimos". El éxito económico es la segunda prioridad, "y nuestra meta es que el fondo sea como mínimo autosuficiente".

Modelo híbrido de innovación tecnológica

Este nuevo modelo de Repsol se suma a las capacidades propias en I+D de las que ya dispone la compañía, en una estrategia que integra a la antigua Direcciónde Tecnología y a la de Corporate Venturing en la misma estructura corporativa, para ofrecer soluciones integradas a los retos tecnológicos de los negocios. En el reparto de papeles, "Tecnología seguirá desarrollando proyectos propios de asistencia técnica para problemas operativos del corto y medio plazo, o de I+D cuando no existan alternativas suficientemente desarrolladas fuera", comenta Casado.

RCV aportará tecnologías más próximas a su aplicación comercial, aunque con frecuencia "encontraremos soluciones híbridas: start-ups que participen como socios en un proyecto de I+D liderado por Repsol, o de colaboración entre Repsol y la start-up para mejorar el producto de la misma y su beneficio para nuestros negocios". Un modelo mixto de innovación tecnológica que ya se ha aplicado en proyectos como el reciclado químico de plásticos o el desarrollo de motores a GLP para vehículos pesados.

En esta relación de interés mutuo, Repsol accede de manera directa a la innovación externa para adaptarla a sus desafíos y "nosotros ofrecemos a las start-ups un entorno industrial y energético donde probar y escalar sus desarrollos, nuestro conocimiento y por supuesto, financiación, clientes, y una imagen sólida de compañía que les ayuda a abrirse camino", concluye Luis Casado.

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