El fondo PHI ha firmado esta semana la venta de su participada Capresa, Calibrados de Precisión SA, dedicada al tratamiento del acero para el sector de la automoción, a la compañía vasca Sidenor. El precio de la operación no ha trascendido.
Capresa, con planta en La Llagosta, emplea a 52 personas y cerró el año pasado con unas ventas de unos 26 millones de euros y más de dos millones de beneficio de explotación (ebitda). El que ha sido hasta ahora su consejero delegado, Manuel Alonso, explica que después de la transición continuará con otros proyectos de PHI (el fondo es propietario, entre otras, de compañías como Hitecsa, Blue Sun o Lladró).
La venta de Capresa pone punto y seguido a una historia de reconversión industrial. Fundada en 1960 por la familia Pascual, en el 2007, cuando la empresa facturaba unos 11 millones, fue adquirida por el grupo alemán Arques; la crisis provocó la paralización de la industria del automóvil mundial, y Arques decidió retirarse de Capresa. Entonces, Jordi Bricio y Alexander Wit, ejecutivos de Arques en España, se quedaron con la cartera de Arques Iberia, que reconvirtieron en PHI, especializado en desinversiones de multinacionales. A partir de ahí iniciaron la reconversión de Capresa, liderada por Manuel Alonso. En el 2009, la compañía presentó concurso de acreedores, con un pasivo de 25 millones. “Hicimos un plan de reestructuración, aprobamos el convenio, salimos de concurso, y hemos logrado generar valor para vender”, explica Alonso. Sidenor, que desde el 2016 es propiedad de su equipo directivo, tiene ocho plantas en el País Vasco y otra en Polinyà, también de calibrado de acero. Con la compra de Capresa, pretende reforzar su negocio en la industria de la automoción, que ya es su principal mercado. Sidenor, con 2.200 empleados, facturó 670 millones en el 2016, con beneficio de 2,7 millones.
Por Mar Galtés / La Vanguardia
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