Por Luis Federico Florio / La Vanguardia
El aprendizaje del inglés es una de las tareas pendientes para la gran mayoría. ABA English, academia de enseñanza on line, espera cerrar el año con más de seis millones de alumnos a nivel global, el triple que el año anterior. Fundada en Barcelona en el 2007, vivió una especie de refundación después del 2011, cuando Javier Figarola, actual consejero delegado, tomó las riendas del proyecto impulsado por su padre, Severo Figarola. "Se empezó una nueva empresa desde cero", explica. Tras su entrada impulsó el negocio internacional, reformuló el método de enseñanza con la introducción de más material audiovisual y se adaptaron los contenidos a las últimas plataformas tecnológicas.
Con el cambio de orientación el número de usuarios no ha parado de aumentar. Del 2012 al 2013 se dio el salto de 51.000 a 400.000 alumnos, en el 2014 se quintuplicó hasta dos millones y en el 2015 se triplicará. La facturación -la última presentada en el registro ascendió a 1,7 millones en el 2013- se duplica cada año. Brasil es el principal mercado (concentra el 17% del total de alumnos), seguido de Italia y España (con el 13% ambas), si bien los países latinoamericanos copan los primeros puestos. Una de las claves para mantener el ritmo de crecimiento es la expansión en Turquía y Rusia, además del desembarco en China a finales de ejercicio, donde planea abrir una oficina. "Antes estábamos muy orientados a trabajar con empresas, ahora se ha democratizado y el servicio es directo al usuario final", indica Figarola.
La compañía emplea a unas cincuenta personas en sus instalaciones de Barcelona, la mitad en desarrollo de producto, y cuenta con una red global de más de cien profesores que colaboran con ellos para dar apoyo al estudiante. El modelo combina contenidos gratuitos limitados con la opción de pago, que da acceso a todos los servicios.
Para acelerar aún más y acercar la entrada en beneficios, la compañía lanzará una ronda de financiación de entre 5 y 10 millones de euros. En el 2014 cerró la primera, por 2,5 millones, con aporte de Nauta Capital, en lo que supuso su entrada en el accionariado. Actualmente, los Figarola mantienen la mayoría del capital, en el que también participan family office e inversores como Ignacio Sala, de Atrápalo.
La última adaptación del producto, en el que se invierte hasta el 50% de los ingresos, supone ofrecer el servicio en terminales móviles, a través de una aplicación lanzada hace tres meses. "Hay mucho potencial en el sector móvil, pero nunca abandonaremos la plataforma web", advierte Figarola. Lo que sí descarta es ampliar la oferta a más lenguas.
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