Por Elena Arrieta y Sergio Saiz / Expansión

En España existen docenas de 'business angel' y más de medio centenar de fondos de 'venture capital', cada uno con su estilo y especialización. Para conquistar a un inversor, lo primero es llamar a la puerta adecuada.

Toda compañía con un alto potencial de crecimiento, en especial las empresas tecnológicas y biotecnológicas, tienen la posibilidad de solicitar financiación a un inversor privado, ya sea un business angel o un fondo de capital riesgo. Sólo en España existen docenas de los primeros, y al menos medio centenar de los segundos, a los que hay que sumar los fondos internacionales que empiezan a colocar a las start up españolas en el radar, como Accel Partners o Big Sur Ventures.

Lo primero que hay que comprender es que un inversor no es un banco, ni su financiación sale gratis. Si bien no pagas un interés fijo, renuncias a una parte del accionariado, potencialmente muy valiosa. El venture capital tampoco es un lobo feroz y en la mayoría de los casos los inversores aportan un gran valor, en forma de contactos, experiencia y asesoramiento en cuestiones estratégicas y financieras. Se trata de una relación win-win: si tú ganas, el inversor también.

Wallapop

Esta 'app' de compraventa de artículos ha conseguido levantar unos 40 millones del capital riesgo pese a no contar aún con un modelo de ingresos definido. Entre sus inversores destacan los americanos Accel Partners e Insight Venture Partners.

En los últimos años, el denominado ecosistema emprendedor español ha dado un gran salto hacia adelante. Si bien aún se cometen ciertos errores de juventud, la falta de financiación ha dejado de ser un problema generalizado, al menos entre las start up. "Hoy por hoy no hay ningún buen proyecto que no encuentre financiación. Al contrario, lo más posible es que le pretendan muchas novias", asegura Miguel Vicente, fundador de start up como LetsBonus y Wallapop, y business angel.

Para encontrar un inversor, el primer paso es llamar a la puerta adecuada. Éstas son algunas de las principales consideraciones a tener en cuenta:

Tu primer inversor

Evidentemente, el primer inversor de una compañía es su propio fundador, junto con algún posible familiar o amigo. Son las llamadas tres efes (friends, family and fools). A continuación entran en el juego los business angel, los fondos de capital riesgo regionales, organismos públicos como el CDTI, algunas aceleradoras de start up y unos pocos fondos especializados en capital semilla, como DaD, BStartup (de Banco Sabadell) o Vitamina K (aunque este último está evolucionando hacia fases un poco posteriores). Son los denominados fondos de incubación. "Entramos en proyectos muy jóvenes, antes incluso de una incubadora. Son inversiones con un riesgo muy elevado, pero también es en esta etapa donde más expertise les podemos aportar", comenta Rodolfo Carpintier, presidente de DaD.

"Entramos en start up muy incipientes cuando hay algo que nos llama la atención, como su tecnología o el equipo. Si no, esperamos un poco, hasta que haya métricas que indiquen una buena evolución, ya sea un crecimiento en facturación o en tracción", aporta Yolanda Pérez, directora de BStartup.

Etapas de crecimiento

En esas etapas aún inmaduras, donde tienes ya tus primeros clientes y la idea de negocio ha sido validada, es donde se encuentra la mayor parte de los fondos de venture capital en nuestro país. Dependiendo de la start up y de la capacidad de cada fondo, el tiquet puede oscilar entre los 100.000 euros y el millón y medio de euros.

Algunas grandes compañías cuentan con instrumentos de inversión cuyo objetivo es buscar jóvenes empresas que les aporten tecnología o, simplemente, frescura y flexibilidad. En ciertos casos, no obstante, contar con un socio corporativo fuerte en el capital puede limitar el atractivo de tu start up ante futuros inversores potenciales.

Ticketbis

En sus 5 años de recorrido, Ticketbis ha conseguido captar 14 millones de euros de inversores externos. Su última ronda, por valor de 3 millones, estuvo liderada por Active Venture Partners, en forma de un préstamo convertible.

Todo acuerdo con un nuevo inversor viene acompañado de un pacto de socios, más o menos exigente, pero en todos los casos supone renunciar a una parte del accionariado... y del poder en la toma de decisiones. Cada fondo tiene su propia filosofía y se involucra en distinto grado en los proyectos. Busca aquel que mejor se ajuste a tus necesidades y proyección de futuro. En cualquier caso, todas las cláusulas de un term-sheet son negociables -incluso aquellas que podrían exigirte que vendas tu parte en la compañía si ésa es la única opción para que el fondo deshaga posiciones tras cinco o siete años de inversión, a menos que tengas capacidad de comprar su parte o buscar un nuevo socio que le sustituya-.

Modelos de negocio probados y procesos de internacionalización

La start up evoluciona positivamente en su mercado local. Ha llegado la hora de crecer, ya sea replicando el modelo en otros ámbitos o saliendo al exterior. Especialmente para las start up B2C, ésta es una etapa que requiere de grandes inversiones en márketing. Hasta hace poco, un proyecto en esta fase acudía a fondos internacionales en busca de financiación. Pero recientemente han surgido en España algunas alternativas, como Seaya.

A medida que algunos venture capital han ido ganando dinero con sus primeras inversiones, empiezan asimismo a inyectar cantidades más elevadas en start up más desarrolladas, donde el riesgo es menor. Estos fondos pueden entrar en una compañía con una cantidad pequeña, pero participar en posteriores rondas de financiación con cuantías superiores. Es el caso de gestoras como Caixa Capital Risc o Axon Partners Group. "Buscamos cubrir un espectro amplio de inversión, pero es cierto que cada vez nos apoyamos más en inversiones de crecimiento y presencia internacional. El tiquet medio ronda los 5 millones", reconoce su presidente, Francisco Velázquez de Cuellar.

Fórmulas originales: el préstamo convertible y otras alternativas

Los préstamos convertibles son frecuentes en Estados Unidos, y acaban de aterrizar en España. Consisten en préstamos que se convierten en acciones durante la ronda de financiación posterior. "Se trata de una fórmula para evitar discutir por la valoración de la compañía. Tú le prestas un dinero al emprendedor y cuando éste cierre la siguiente ronda, veremos a qué porcentaje del accionariado equivale el dinero que le concediste. El inversor recibe un interés fijo hasta la conversión y, llegado el momento, se ve beneficiado de un descuento del 20% o 30%", explica Carpintier.

Desde EEUU llegan fórmulas originales que combinan la inversión a cambio de 'equity' y la deuda

Una de las start up españolas que ha negociado un acuerdo de este tipo es Ticketbis. La puntocom ha conseguido 3 millones de euros de Active Venture Partners y los business angel Fabrice Grinda y José Marín, en forma de préstamos convertibles. "Escogimos esta modalidad porque era más rápido (la negociación en una ronda convencional puede durar varios meses) y porque nos permitía diluirnos menos, pues la conversión se hace efectiva más adelante", relata Jon Uriarte, cofundador de Ticketbis.

Tienen una cara B: la deuda se convierte en acciones precisamente cuando la start up está en un buen momento, que es cuando al emprendedor más le interesaría conservar un porcentaje mayor del capital.

Existen otras fórmulas mixtas entre la inversión en equity y la deuda. Inveready es el mayor referente nacional en venture debt, en concreto en préstamos participativos, préstamos sin garantías y otras variedades. "Hay espacio para la creatividad en las etapas de crecimiento de una start up. Toda inversión en equity se hace buscando un retorno de al menos dos dígitos anuales. En este sentido, un préstamo sale más barato. Depende de la situación de la compañía", asegura Carlos Conti, socio de Inveready.

La promesa de las 'biotech'

Caixa Capital Risc e Inveready son también fondos interesados en el mundo de la biotecnología, un sector de riesgo elevado que promete dar mucho que hablar en los próximos años. CRB Inverbio, Ysios y Suanfarma son ejemplos, por su parte, de fondos especializados exclusivamente en este campo. Están acostumbrados a permanecer en el capital de la start up más tiempo que otros fondos, ya que en biotecnología el plazo medio de inversión puede superar con facilidad los diez años.Por eso, sus criterios para participar en una compañía son algo diferentes, con el objetivo de minimizar los riesgos. Ysios, por ejemplo, tantea antes de invertir a posibles compradores que podrían estar interesados en el futuro en quedarse con su participación en una start up si ésta cumple su hoja de ruta.

Llegan el 'equity crowdfunding' y el 'crowdlending'

Con la aparición del crowdfunding, todo se complica un poco más. El equity crowdfunding permite a cualquier persona (inversores profesionales o amateur) participar en el accionariado de una joven empresa, mientras que a través de una plataforma de crowdlending, puedes prestar dinero a una pyme, a cambio de un interés. Tras muchos meses de espera, hace dos semanas se aprobó la ley que regula estas actividades en España.

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