Al preguntar a Francisco Velázquez y Alfonso de León por las claves del éxito de Holaluz, start up invertida por Axon Partners y lanzada a Bolsa, lo tienen claro: el talento de su fundadora, Carlota Pi. Los máximos directivos de este fondo de inversión destacan de ella su tenacidad para poner en marcha un proyecto de comercialización de energías verdes, que desde hace nueve años compite con gigantes como Iberdrola o Endesa. Un claro ejemplo empresarial de David contra Goliat.
Contar con la excelencia en el equipo detrás de una idea para sacarla adelante es algo obvio, y un mensaje a menudo repetido por los inversores de start up. Pero, en el caso de Axon es algo que miran con especial ahínco sus directivos, puesto que sólo invierten en proyectos en fases avanzadas y, por tanto, deben asegurarse de que el producto funciona para evitar el riesgo. Además, el importe medio de capital que destinan a una firma parte normalmente de los cinco millones de euros. “Nos tenemos que cerciorar a fondo de que el proyecto es potente y crece”, afirman De León y Velázquez, quienes venían del mundo de la consultoría tecnológica y de la banca de inversión internacional antes de poner en marcha Axon en 2006.
Muchos y diversos han sido los proyectos que han pasado por sus manos desde entonces, tiempo en el que han podido sacar adelante siete fondos y han logrado vender más de 14 compañías. El último vehículo inversor se ha lanzado hace unas semanas y ha logrado captar 150 millones de euros. De hecho, este nuevo producto de la gestora se suma al grupo de compañías que este año han levantado otros fondos, varios de ellos por encima de los cien millones de euros, como Axon, lo que ha dado bríos al negocio del capital riesgo. La crisis del coronavirus parece pasar por alto al dinero disponible para start up durante este 2020, año que pasará a la historia como uno de los más bollantes.
Los 150 millones del nuevo fondo de Axon irán destinados a impulsar lo que se denominan scale up. Es decir, si una firma quiere acceder a parte de este suculento pastel deberá “contar con un alto componente de innovación y tecnología, que las hace más competitivas, y llevar tiempo en el mercado demostrando que su idea funciona”, detallan. En su mayoría, son compañías con niveles de venta por encima de los diez millones de euros, enfocadas en mejorar su rentabilidad, no tanto en su crecimiento desmedido.
“Necesitan el último empujón para encontrar su hueco en su sector y llevarlas al mercado público. Axon le da ese impulso”, explican. Esta estrategia de inversión se conoce como fondo crossover, detallan, algo que desde hace tiempo viene funcionando con éxito en Estados Unidos y en Europa aún no está tan extendido. “En muchos casos la salida natural de estas firmas será la Bolsa, como ha sido el caso de Holaluz. Aunque no siempre, cuando se considere que no es la mejor opción para ella o al ver que es una propuesta interesante para ser vendida a otra compañía más grande”, añaden.
Axon ha encontrado en este modelo una oportunidad de sobresalir. “Hemos visto que este modo de inversión de impulsar start up con base tecnológica, en fase avanzada, da muy buenos resultados tanto en valoración de la compañía como en el crecimiento que consigue”, explican. Sin embargo, subrayan que hace falta mucha especialización y conocimiento para sacar una empresa a Bolsa: “No es tarea sencilla, y para nosotros supone una vocación, no una obligación”.
Para Axon no hay un sector más o menos interesante que otro. “En esto somos agnósticos. No discriminamos”, subrayan los directivos. Siempre que tengan alto componente innovador y tecnológico, vuelven a insistir, “estudiamos cualquier proyecto por igual”. De esta manera, en la cartera de proyectos invertidos por la compañía hay un amplio elenco de firmas, del sector de viajes a la energía, los seguros, la seguridad o la restauración. La importancia de que sean ideas con alta tecnología detrás radica en que, en los tiempos actuales, es una apuesta segura. “Sin este componente, tarde o temprano la firma va a morir”. Ponen de ejemplo a una de las empresas, de seguros, que Axon tiene invertida en Colombia. “Cuenta con un canal de venta online de sus productos. Nunca hubiéramos entrado ahí si no tuviera ese añadido digital”, aseguran De León y Velázquez .
¿Qué se descarta? “Firmas cuyos equipos no nos merecen confianza en su capacidad de ejecución”, afirman con rotundidad y argumentan su mensaje en que “contar con una buena gestión en el crecimiento de firmas scale up es clave; hay compañías con buenos directivos, pero ninguno con esa visión de crecer, tan necesaria en este tipo de proyectos”.
De igual modo, la experiencia previa suma puntos. De León y Velázquez valoran los empresarios que tengan trayectoria en el sector donde lanzan su proyecto y conocen las carencias existentes. Consideran que “a alguien no se le puede ocurrir, de repente, montar una firma energética que venda por Internet”.
Sin liderazgo, el dinero de Axon tampoco fluye. “Las compañías por las que apostamos pueden crecer de dos o tres empleados a doscientos en poco tiempo. Si no hay un buen líder que sepa guiar ese volumen de plantilla es difícil que salgan adelante”.
El riesgo forma parte del juego y estos inversores saben que es un componente perenne. Caminan con pies de plomo, especialmente por el tipo de empresas donde entran y por el volumen de capital que destinan, de varios millones de euros. En ocasiones, explican, hay compañías que les gustan mucho, pero hay ciertos aspectos que no ven claros al principio. “Lo que hacemos es fasear nuestra entrada. Empezamos poniendo uno o dos millones, con la idea de ir aportando más con el tiempo”, señalan.
El carácter internacional es otro valor en la filosofía de Axon. La firma cuenta un fondo que invirtió en el mercado latinoamericano, otro en el indio y otros cuatro en Europa -incluido el reciente de los 150 millones-, con especial presencia de firmas españolas.
¿Qué aporta Axon a una empresa invertida? “Además de capital, desarrollo corporativo. Por nuestra experiencia somos buenos en este valor”, subrayan los directivos. “Sabemos llevar a las compañías al siguiente nivel, como la salida a Bolsa, rondas de capitalización sucesivas o la venta a otro grupo. Nuestro fondo es un actor clave en estos procesos de negociación”, explican.
Al preguntarles por el momento de volatilidad que viven las bolsas por la crisis del Covid, matizan que “depende donde mires porque, por ejemplo, el Nasdaq no ha parado de subir este año”. En cambio, es en compañías de lo que ellos denominan “de la vieja economía” donde hay incertidumbre, y en España hay unas cuantas, ya que el Ibex está muy expuesto a banca o telecos, dos sectores tradicionales. Para ellos, la clave está en seleccionar los valores correctos “como Facebook o Amazon que lo único que han hecho ha sido crecer en 2020”.
Este año en el que el Covid ha trastocado a tantas compañías la actividad de Axon ha mantenido su ruta. Al apostar por el sector adecuado, la tecnología, el impacto de la crisis es menor. “Es donde quieren estar los inversores”, recuerdan De León y Velázquez, que ya miran a 2021, cuando lanzarán su octavo fondo, enfocado en las ciencias de la salud. Un ámbito que también estará en plena ebullición por la necesidad urgente de hallar respuestas para acabar con la pandemia mundial.
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