La demanda de servicios de atención a dependientes lleva años subiendo de forma vertiginosa. Este fenómeno se debe a la mayor esperanza de vida de la población, que llega a 83 años en los hombres y a 87 años en las mujeres.

Si a esta base se le suma la tendencia creciente a querer morir en casa, rodeados de la familia y los seres queridos, y al colapso de los hospitales, que en muchos casos ya no puede absorber más carga de pacientes, las oportunidades en la atención domiciliaria se han disparado. Existen empresas tradicionales que llevan años dedicadas al cuidado de personas mayores o enfermos crónicos. Claros ejemplos son los de Suara, Clece –filial de ACS– o Eulen.

Aun así, el mercado es muy grande y su explotación no ha llegado todavía a la madurez en Internet. Por esa razón, están surgiendo multitud de empresas digitales que buscan darle una vuelta de tuerca al sector.

Una de ellas es Qida, que nació hace siete meses en Sabadell (Vallès Occidental). La empresa, fundada por los emprendedores Oriol Fuertes, Fernando Villar, Anna Montanes y Guillem Garcia, aspira a liderar el negocio online de atención domiciliaria y a prestigiar el estatus social de las cuidadoras. “El 40% está en el mercado negro”, asegura Oriol Fuertes, que antes de poner en marcha la start uptrabajó durante una década como consultor del sector sanitario en McKinsey.

Fuertes asegura que en el negocio online de la dependencia han surgido unas quince agencias en los últimos años, como Cuideo o Wayalia. Todas pugnan por ver “quién crece más y quién ofrece el mejor servicio”, afirma el directivo.

Su propuesta de valor ha convencido a los inversores. La empresa acaba de cerrar una ronda de financiación en la que ha captado 1,2 millones de euros, de los que 300.000 euros corresponden a deuda pública y bancaria.

La ampliación de capital ha sido liderada por el fondo BStartup, de Banco Sabadell. También han participado la Fundación Ship2B y una veintena de inversores privados. El accionariado, en el que están la familia Oriol y el fisioterapeuta Lluís Guitart, sigue en manos de los cofundadores, que controlan el 75%. Con los recursos captados, la empresa quiere expandirse por el resto del mercado español.

Qida ha definido cuatro servicios para distinguirse, como ofrecer una selección ajustada de la cuidadora según el perfil de la familia y la persona dependiente.

Intermediario

La empresa trabaja ahora con 300 cuidadoras, que son contratadas directamente por la familia. En este sentido, la compañía funciona como un intermediario, aunque su intención es virar hacia un modelo de contratación de cuidadoras para poder cerrar acuerdos con hospitales o administraciones públicas.

Por otra parte, la firma vallesana acompaña en todo el proceso con un equipo de asistentes sociales, que conforman el 60% de su plantilla de 12 empleados. La firma también pone especial hincapié en la tecnología y suele instalar sensores en las casas para controlar, por ejemplo, si el paciente no ha abierto la nevera en todo el día o no se ha acostado en la cama.

Con la idea de ofrecer un servicio integral y mejores precios, la start up ha firmado acuerdos con otras empresas, como Tunstall (domótica), Synlab (análisis de sangre) o Fiatc (residencias).

Por Eric Galián / Expansión

Fuente: Expansión / BStartup

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