Por Mamen Ponce de León / Expansión

Comprar empresas, generar valor en las estructuras y vender al precio más alto. Esa es la razón de ser del capital riesgo.

Además, el capital riesgo debe completar el ciclo en unos plazos máximos, de entre cinco y siete años, para devolver retornos a quienes aportaron recursos con los que hacer las adquisiciones. Solo así las gestoras pueden conservar la confianza de los inversores y levantar nuevos fondos para empezar de cero otra vez. Pero a veces hay contingencias que interrumpen ese proceso natural. La reciente crisis económica ha sido la madre de todas esas eventualidades posibles.

En España, el capital riesgo no percibió los rigores de la debacle financiera hasta 2009. Eso sí, cuando explotó la situación, el desastre tenía visos de ser el más grave en décadas. No resultó una previsión equivocada. Durante años, los resortes de la industria quedaron anquilosados. Se paralizaron las compras (salvo las de sesgo oportunista) y las ventas no respondían al patrón habitual de búsqueda de rentabilidad; estaban motivadas casi en exclusiva por los aprietos de los fondos o por la urgencia de abandonar un país sobre el que habían saltado las alertas.

Había pocas oportunidades de conseguir buenos precios y optimizar la rentabilidad. Tanto es así que las gestoras se grabaron a fuego la consigna de aguantar para no malvender. La consecuencia directa no tardó en revelarse. Los periodos de tenencia de activos se dilataron hasta cotas difíciles de ver en otras circunstancias y, dada la escasez de nuevas inversiones, la proporción de empresas maduras dentro de la cartera del capital riesgo se disparó.

A escala internacional, el efecto fue idéntico. En Europa, la zona donde mayor inclinación existe a alargar la vida de las participadas, la extensión promedio de las inversiones era de 4,1 años en 2008, recoge el servicio de estadísticas de Preqin. Seis ejercicios de dificultades después, en 2014, la edad media alcanzaba los 6,2 años.

Las inversiones previas a la crisis todavía representan un 38% del total del portfolio del capital riesgo en España. Los datos de la patronal Ascri indican que de las 2.134 empresas donde elprivate equity ocupaba posiciones al cierre del ejercicio pasado, 815 son inversiones efectuadas hasta 2008 (inclusive), frontera que separa la época de vacas gordas y flacas.

Entre estos activos, se encuentran varias de las compañías bandera de la industria, como Cortefiel, la cadena textil en la que desde 2005 se reparten la propiedad tres pesos pesados como CVC, Pai y Permira; o Dorna, grupo especializado en márketing deportivo y dueño de los derechos de comercialización del Mundial de Moto GP, bajo dominio de Bridgepoint desde 2006.

Cambio

Con todo, soplan aires de cambio. Según va volviendo a ponerse en movimiento, el private equity empieza a drenar las compañías más antiguas. España está inmersa en esta tendencia desde que en el otoño de 2013 comenzaran a mejorar las condiciones de mercado. Y la fuerte pulsión vendedora que el sector experimentó el año pasado -las desinversiones expresadas en volumen aumentaron un 178,6% respecto a 2013- ha contribuido decisivamente a adelgazar la proporción de activos maduros, los primeros que la lógica del negocio dice que hay que sacar al mercado ahora que se han reactivado las opciones de traspaso.

Más de la mitad de las operaciones de venta protagonizadas por fondos de capital riesgo en 2014 supusieron la salida de empresas adquiridas hasta 2008 (inclusive), es decir antes de que arreciara la tormenta. Así, de las 435 desinversiones registradas por Ascri, 236 eran transacciones de este tipo, mientras que 199 fueron sobre activos comprados a posteriori.

Las participadas más adultas seguirán siendo foco principal del interés vendedor de los fondos. De algunas costará desprenderse por el poco apetito que generan, pero otras tienen fácil salida. Fuentes del mercado apuntan que son varias las gestoras que han rechazado propuestas de adquisición en 2014, con vistas a poder capitalizar la recuperación del consumo con las compañías blanco de las ofertas para acceder después a un precio más alto. En lo que confían todos en el sector, eso sí, es en que si los inversores industriales continúan pujando fuerte como ahora y los fondos que han levantado nuevos vehículos se afanan en las compras, hasta 2016 es posible reducir las inversiones precrisis a la mínima expresión.

Subscribirse al Directorio
Escribir un Artículo

Destacadas

Axon moves into Cloud Technology

by Axon Partners Group

cloud technology

Indexa Capital Group aumenta sus ingreso...

by Indexa Capital

Indexa Capital Group, sociedad matriz de Indexa Capital AV, Bewater As...

Diapositiva de Fotos