Por Julio G. Calzada | El Norte de Castilla

Las empresas que quieran crecer lo tendrán más fácil en los próximos años, sobre todo si pretenden diversificar sus mercados para evitar nuevos riesgos de crisis locales, innovar en sus productos para extender sus actividades a otros sectores y aumentar casi de manera exponencial su tamaño. El dinero, en forma de inversión de capital riesgo llama a la puerta de quien busque un apoyo para la expansión. Y lo hace con pujanza. Más de 5.000 millones de euros de fondos de capital riesgo buscan ahora en España un proyecto, una empresa que llevarse a la boca, y hay urgencia porque el capital riesgo tiene plazos que cumplir y estamos en el tiempo de búsqueda de nuevos negocios interesantes en los que invertir, permanecer durante algún tiempo, de acuerdo con los empresarios, para después salir de la iniciativa con un buen porcentaje de retorno para los propietarios de los dineros. Así lo anuncia Maite Ballester, senior advisor de Ernst & Young (EY), una de las principales compañías consultoras expertas tanto en la localización de esas empresas interesantes donde los inversores pueden colocar sus fondos algún tiempo como en facilitar el desarrollo de la operación.

Maite Ballester, hasta 2014 presidenta en España de 3i, una empresa especializada en capital riesgo, protagonizó el Foro de Inversión ‘Fórmula de capital riesgo’, organizado por El Norte de Castilla bajo el patrocinio de Ade Gestión Sodical SGECR, y expuso cómo España se halla por debajo de Europa en la media de participación del capital riesgo en el accionariado de las compañías, «de manera que tenemos mucho camino por delante para que pueda crecer», comentó durante su intervención en la que estuvieron presentes directivos de empresas de la comunidad y representantes de instituciones financieras y de capital riesgo que operan en Castilla y León.

Potencial de crecimiento

«El capital riesgo busca compañías con potencial de crecimiento», precisó Ballester al inicio de su ponencia, y explicó que ese crecimiento de las empresas representa además «crecimiento del empleo» en las compañías y una menor dependencia de las economías domésticas. «Busca empresas con ambición internacional y un gobierno corporativo profesional», agregó Ballester, quien señaló que la agrupación de operadoras de capital riesgo en España ha manejado un volumen cercano a los 25.000 millones en un total de 2.100 operaciones el año pasado, a las que se suman las llevadas a cabo por las entidades públicas Enisa y CDTI. El sector está compuesto por dos centenares de operadores tanto públicos, como de capital mixto y privados con unos ochocientos ejecutivos.

Maite Ballester expuso las características del capital riesgo que busca la colaboración con las empresas a medio y a largo plazo, «pero con un perfil de riesgo en la inversión alto», apuntó. «Aquí no hay garantías, aquí hay que creerse el proyecto empresarial», comentó esta economista que ha participado en transacciones como las de Contenur, Segur Ibérica, Prisa Radio, Everis o Clínica Baviera, entre otras muchas.

Las ventajas de la entrada del capital riesgo en la empresa comienza, dijo Ballester, por la capacidad de atraer talento hacia empresas medianas, ya que la existencia de esa profesionalización en la gestión es una de las exigencias de los partícipes. «El capital riesgo cuestiona permanentemente la asignación de recursos, de manera que hay que demostrar de forma clara y contundente el retorno de cada inversión antes de acometerla, o el grado de apalancamiento», precisó.

Ventajas del sistema

Otra de las ventajas de la presencia en el accionariado es que «facilita la financiación por parte de terceros, provoca un efecto exponencial de la capacidad de apalancamiento y multiplica por tres la capacidad de endeudarse de una pyme, de manera que ayuda a resolver situaciones conflictivas provocadas por accionistas minoritarios, por la dispersión en una sucesión familiar. En más del 30% de las operaciones el capital riesgo ayuda a resolver problemas o sirven para que el empresario pueda capitalizar parte del patrimonio que ha creado, pero al tiempo, eleva la relevancia accionarial, prepara a la empresa para su posterior venta y es una buena compenetración, porque maximiza el valor de la misma», enumeró la ponente.

Repasó posteriormente las distintas modalidades de este capital dentro de las compañías desde el más inicial, el denominado ‘capital semilla’, centrado en las áreas de la tecnología y la biotecnología sobre todo «en las que el riesgo es alto, la posibilidad de no retorno de la inversión alcanza el 80%, si bien los retornos que genera el 20% restante suelen compensar esas pérdidas», apuntó Maite Ballester.

La segunda modalidad es el capital expansión, en el que el fondo entra en minoría en el accionariado y sirve tanto para consolidar la compañía como para su posterior crecimiento y por último, los procesos de mayor volumen son aquellos «en los que los grandes fondos internacionales entran de forma mayoritaria y que son las operaciones que mueven los grandes capitales», precisó la experta.

Las condiciones, matizó Ballester, son muy exigentes dado que estos fondos buscan que en el último año de la participación en el accionariado se alcance un retorno del 20%, «que supone doblar el valor de la empresa en cinco años», y es aquí donde comienzan las diferencias entre inversores y empresarios, «porque quizá a un empresario, al que la empresa le va bien, le da igual el tiempo que tarde en crecer, pero al capital riesgo no. El sentido de la urgencia es precisamente una de las grandes dificultades de las empresas españolas», manifestó.

Así que aquellas compañías que, más allá de la financiación bancaria busquen otras fórmulas que les permitan capitalización para la expansión o el crecimiento pueden recurrir al capital riesgo, pero también deben saber que «una de estas operaciones puede llevar entre seis y nueve meses, así que lo que recomiendo siempre es: armarse de paciencia y buscarse un buen asesor. Esto último es fundamental, porque procurará un acuerdo que resulte equitativo para ambas partes y que evite problemas durante el tiempo que el capital riesgo permanezca en el accionariado antes del proceso de desinversión.

El momento económico

Esas desinversiones y sus tiempos crean oleadas y España se encuentra ahora, en un mejor momento económico, con más credibilidad que hace unos años, en condiciones de contar con entre 5.000 y 6.000 millones de euros en fondos de capital riesgo. «Los actuales niveles de inversión han vuelto ya a los que existían en los tiempos precrisis», dijo Ballester.

Tras su ponencia, los asistentes iniciaron un turno de intervenciones y de preguntas a Maite Ballester quien aseguró que en los próximos meses «la sartén por el mango la tendrán los empresarios, porque habrá presión inversora y los bancos vuelven a tener deuda», afirmó.

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