Con el fin de la crisis, las operaciones de capital riesgo empiezan a resurgir, y la banca se ha topado con un nuevo competidor a la hora de financiar este tipo de adquisiciones de compañías: los fondos de deuda.

En estos momentos, más de un una treintena de firmas internacionales, como HIG, ICG o Fortres, entre otras muchas, buscan hacerse un hueco en este mercado para conceder préstamos. Además, hay tres firmas españolas (N+1, Oquendo y Arcano) que disponen de alrededor de 1.000 millones para facilitar a los fondos de private equity cerrar adquisiciones de forma rápida. Ofrecen créditos más caros, pero la agilidad en la toma de decisiones ha contribuido a que en varias de las últimas operaciones se hayan convertido en los financiadores.

La venta de la cadena de depilación de los Centros Único fue financiada por Oquendo. La adquisición por parte del fondo Proa Capital de Ambuibérica (el líder en España y el segundo mayor operador en Europa en el sector de transporte sanitario) fue financiada por Alcentra, una firma de gestión de inversiones globales basada en Londres y Nueva York enfocada a la financiación directa de empresas a través de instrumentos específicos como los bonos high-yield y los fondos mezzanine. También en la filial americana de Abengoa, el fondo Talos Capital Limited (un vehículo del fondo británico TCI Fund Management) aportó un préstamo de 118 millones de euros. Son una muestra de lo que viene en este mercado, porque por esta línea de financiación se están diseñando más ventas de calado. Hasta ahora, los fondos de capital riesgo han utilizado a estos fondos de deuda para operaciones de mediano tamaño, hasta 100 millones. Pero, si estos fondos de deuda extranjeros empiezan a entrar en las mega transacciones, la banca se verá amenazada por estos nuevos jugadores, que llegan pisando fuerte.

Por ejemplo, el fondo KKR entró en Telepizza como refinanciador de deuda. La inminente venta por parte del fondo Arle Capital Partners de su participada Parques Reunidos podría sentar otro precedente en este sentido. Los tres fondos que pujan por ella, Apax (que figura en el mercado como favorito), Carlyle y Lone Star, llevan meses trabajando en cómo articular la financiación de esta adquisición.

En función de las expectativas de crecimiento de la compañía adquirida, la banca concede préstamos en este tipo de transacciones a tipos de interés que van del 1% al 4,5%. Mientras que los fondos de deuda prestan dinero a tipos que oscilan entre el 6% y el 8%. ¿Dónde se encuentra entonces el atractivo? Sobre todo, en la flexibilidad a la hora de crear estructuras financieras.

"Somos una industria complementaria de la banca para desestresar, y en países como Francia, Inglaterra o Alemania está funcionando muy bien", asegura Miguel Lasso de la Vega, director de HIG Whitehorse España. Pero hay más. Los fondos de deuda están dispuestos a apalancar la compañía hasta cinco veces; mientras que la banca, por la presión regulatoria, no concede préstamos para endeudar tanto a la compañía.

Para Gonzalo Montes, socio de KPMG en España, "estos fondos actuan de forma más rápida; son más flexibles; ofrecen pagos de devolución del dinero prestado a más largo plazo, incluso a vencimiento; asumen más riesgo e incluso permiten endeudamientos superiores".

El sector de capital riesgo empieza a remontar y volverán las grandes operaciones porque se va a empezar a ver cómo los fondos se venden entre ellos sus participadas para que reciban nuevas inyecciones de capital. "También hay mucha empresa familiar que va a dar entrada en el capital a fondos de private equity para dar liquidez al grupo accionarial", señala Gonzalo Rivera, consejero delegado de N+1 Private Equity.

Con el fin de la crisis, el sector del capital riesgo empieza a volver a la normalidad, puesto que los fondos oportunistas de los últimos años en busca de gangas en España han desaparecido. Dos lecciones aprendidas de la crisis. Por un lado, los fondos de private equity muestran interés por nuevos sectores, como las renovables o las infraestructuras. Por otro, son más prudentes en los precios. Hasta junio del 2015, el capital riesgo realizó inversiones por 726 millones y desinversiones por 1.861 millones. Queda recorrido. España aún está lejos del máximo alcanzado en el año 2005, con 4.005 millones invertidos.

Por Conchi Lafraya / La Vanguardia

Fuente: La Vanguardia

http://www.lavanguardia.es
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