En los artículos previos “¿Las valoraciones del Venture Capital han tocado techo? ¿En qué me afectan los movimientos de las valoraciones como inversor y promotor?” hablamos de cómo se habían comportado las valoraciones de diferentes activos y analizamos qué impacto tienen estas variaciones para un inversor, así como lo que es el efecto vintage o añada.

En esta nueva entrega, vamos a analizar el impacto que tienen los movimientos en las valoraciones de las startups para los promotores y qué aspectos se deben tener en cuenta para gestionar las diferentes necesidades de fondos, financiadas, principalmente, a través de sucesivas ampliaciones de capital.

Uno de los aspectos más característicos de las startups es la existencia de necesidades importantes de fondos para poder desarrollar su MVP, consolidar su modelo de negocio y posteriormente realizar su proceso de escalado. Estas necesidades de fondos se suelen financiar, generalmente, con ampliaciones de capital, si bien también existe recurso a la financiación a través de créditos y/o préstamos en condiciones favorables para este tipo de compañías.

Si nos circunscribimos a las ampliaciones de capital, en ellas, los inversores aportan su dinero para el desarrollo de la compañía. Esta inversión se debe estructurar en una serie de sucesivas rondas de ampliación a lo largo de su desarrollo y escalado, en función del cumplimiento de los hitos u objetivos. Teniendo cada fase unas necesidades de recursos específicos que requieren de un capital para su ejecución. Es recomendable evitar realizar una única ronda al principio del proyecto, puesto que implicaría un riesgo mayor para el inversor y una dilución excesiva para los promotores.

Estas fases sucesivas, vinculadas a la consecución de objetivos prefijados, varían en función de la compañía, la etapa en la que se encuentra y la etapa a la que se dirige, pudiendo ser la creación de un Mínimo Producto Viable (MVP por sus siglas en inglés), el Product Market Fit o adecuación del producto a mercado, el crecimiento en número de clientes, la optimización de los gastos, lograr o mejorar la rentabilidad, la expansión a nuevos mercados, entre otros. Los tiempos transcurridos entre las diferentes fases son variables en función de cada compañía, siendo por lo general necesario el transcurso de varios años para culminar el proceso completo.

En consecuencia, y como primera conclusión, la planificación de las rondas de financiación está completamente vinculada a las etapas de nuestra compañía y al cumplimiento de los objetivos planteados en cada una de las fases.

Pero, ¿por qué es importante para el promotor tener esto en cuenta? y ¿en qué le pueden afectar los movimientos del mercado?

Como vimos en el artículo anterior, una compañía con una misma ejecución y capacidades puede tener una valoración muy distinta en función del ciclo del mercado en cada momento. En un escenario ideal para una empresa, las ampliaciones de capital deberían hacerse cuando su valoración se encuentra en un punto alto y la dilución para los accionistas actuales va a ser menor. Sin embargo, nadie tiene certeza absoluta sobre cuándo y en qué medida variarán las valoraciones para poder planificar las sucesivas ampliaciones de capital que cubran las etapas de nuestra compañía. Además, una startup normalmente está limitada a unos plazos ajustados para la captación de financiación, que le impide asumir aplazamientos a la espera de condiciones más favorables.

En el proceso de búsqueda de financiación, los inversores aprecian positivamente que, por norma general, el valor de una compañía crezca en cada una de las sucesivas rondas de financiación y conforme vayan transcurriendo las diferentes fases o estados de la compañía. Pudiendo existir ajustes comprensibles en momentos de movimientos abruptos de mercado.

Este incremento paulatino del valor de la empresa genera una narrativa de una gestión adecuada de los recursos y del cumplimiento de objetivos, o lo que es lo mismo, se demuestra de forma cuantitativa el proceso de creación de valor de la compañía. Sin embargo, y como hemos comentado previamente, la valoración de nuestra empresa no va a depender exclusivamente de la ejecución de esta y, en consecuencia, es muy importante realizar una adecuada planificación y ejecutar rondas a valoraciones que nos permitan seguir creciendo y maximizar el valor futuro conseguido.

Por tanto ¿qué podemos hacer para conseguir tener una buena narrativa de creación de valor y, además, maximizar el valor de nuestra compañía?

La clave para poder realizar una adecuada gestión de las necesidades de capital y cómo financiarlas, es considerar este aspecto básico e imprescindible dentro de la planificación esencial de nuestro negocio, teniendo un ojo en el presente y otro en el futuro. Para ello, en nuestra opinión, hay que considerar dos puntos principales:

  • Identificar y cuantificar las diferentes fases y objetivos. Aunque en el momento de iniciar una actividad o durante el desarrollo de esta, no es necesario conocer exactamente cuántas rondas vas a hacer, si es conveniente establecer los diferentes hitos y tratar de cuantificar los objetivos en cada uno de ellos. De esta manera, podremos conocer con mayor precisión las necesidades del proyecto y maximizar el valor presente y futuro de nuestra compañía.
  • Pensar en el valor futuro tanto como en el valor presente. Como hemos mencionado, existen riesgos extrínsecos e intrínsecos a la empresa que afectan a la valoración de esta. Es recomendable tener una valoración ajustada en el presente con el objetivo claro de ofrecer recorrido a los inversores, tanto de forma implícita como explícita. De esta forma vamos generando una narrativa de creación de valor que nos permite obtener financiación en el futuro y que nuestros accionistas se sientan satisfechos y nos acompañen.

En nuestra opinión es perjudicial para cualquier compañía, y más en el caso de una startup, desarrollar una ronda a una valoración excesiva y que descuente escenarios únicamente optimistas. En este caso podemos estar posibilitando que, ante pequeños imprevistos, en las siguientes rondas de ampliación de capital se puedan establecer valoraciones inferiores a las anteriores, haciendo que los posibles inversores lo entiendan como una destrucción de valor por parte de la compañía, lo que derivaría en una mayor dificultad e incluso imposibilidad de captar nuevos fondos.

Juan Sánchez Margareto, Senior Analyst

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