La venta de la tasadora inmobiliaria Tinsa por parte del gigante del private equity Advent a Cinven, otro peso pesado -acordada en abril y aún por materializar-, no ha pasado desapercibida al resto de la industria. No solo ha sido una de las pocas operaciones que en 2016 ha superado los 100 millones de euros -en concreto, el precio del traspaso rondó los 300 millones-, sino que además ha incentivado el apetito de los fondos por un sector que hasta ahora no ocupaba el radar de estos inversores.

Ávidos por encontrar transacciones que reporten grandes retornos, los fondos han visto en la experiencia de Tinsa un caso de éxito que repetir, indican fuentes del capital privado. A rebufo de ésta, advierten, «se están gestando nuevas operaciones» que pronto podrían dar qué hablar. Gestoras españolas han iniciado contactos para tomar posiciones en alguna de las tasadoras del mercado español con intención de lanzar desde ahí un proceso de consolidación, integrando varias empresas del sector para constituir un operador capaz de recortar distancias con Tinsa, dicen.

La tasadora de Cinven ocupa la primera posición del mercado. Y dispone de una holgada ventaja respecto a la segunda, Sociedad de Tasación, y mucho mayor respecto al resto de agentes. Pero la regulación financiera que rige en España hace que haya tocado techo en el país, puesto que establece unas cotas máximas de vinculación entre tasadoras y bancos que coinciden con la situación que ya tiene la empresa. Es por eso que las expectativas de expansión de Tinsa dependen solo del incremento de la actividad en el exterior.

Esto favorece el interés de los fondos por el resto de operadores, mucho más pequeños y con un fuerte carácter regional. Considerando que la rivalidad del actor más potente del sector ya no puede aumentar y ante la existencia de un mercado muy atomizado, la tendencia predecible habla de concentración. Y, como es sabido, la oportunidad de materializar build-ups(adquisiciones a través de una participada para ampliar el perímetro de negocio de la empresa) es una de las palancas de valor más atractivas para el private equity.

Nuevo ciclo

Este recorrido se atisba en una nueva y prometedora coyuntura que contrasta con la etapa de crisis reciente. Ahora, la tasación inmobiliaria disfruta de halagüeñas perspectivas. La recuperación de la economía y de la venta de viviendas y, en concreto, de la concesión de hipotecas augura la obtención de grandes beneficios durante los próximos años en esta área.

«Este sector va a ir muy bien», prevé el responsable de una gestora de capital privado. «Si además de entrar en él y aprovechar el buen ciclo, consigues ganar tamaño para maximizar el viento de cola, puedes multiplicar el resultado del esfuerzo de inversión», apunta el directivo de un fondo español, que constata los incipientes movimientos de esta industria para acceder al segmento de la tasación inmobiliaria.

Con todo, no todas las voces son optimistas. Dentro del private equity hay quienes dudan de que los fondos puedan acabar concretando adquisiciones en este sector. Explican que el perfil familiar de la mayoría de las empresas tasadoras puede ser un obstáculo a la hora de invertir.

Primero, por la habitual resistencia de este tipo de propietarios a abrir el accionariado y más aún a ceder el control de la empresa y, después, por que éstas respondan efectivamente a las expectativas de profesionalización y negocio de los fondos.

Por Mamen Ponce de León / Expansión

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