La palabra “desierto” hace referencia a un “territorio arenoso o pedregoso, que por la falta casi total de lluvias carece de vegetación o la tiene muy escasa”. Los desiertos son, por tanto, lugares inhóspitos donde la falta de recursos impide que la vida pueda prosperar con facilidad.

No es ajeno a este término el mundo del emprendimiento, especialmente en el caso de las mujeres emprendedoras. Según datos del Mapa del Emprendimiento 2019, las mujeres solo representaban el 17 % de los emprendedores en España hace un año. Al igual que en los desiertos la falta de lluvias evita la proliferación de nuevas formas de vida, en el ecosistema emprendedor es la falta de tiempo y de financiación la que evita una mayor presencia femenina.

El primer problema está asociado a prejuicios que, a pesar de ir desapareciendo lentamente, siguen presentes en la sociedad. Las mujeres siguen siendo consideradas en muchos casos las encargadas de cuidar el hogar y la familia. Algo difícilmente compatible con montar un negocio desde cero.

Discurso y prejuicios

En cuanto a la financiación, son múltiples los factores que explican la brecha de género en el sector emprendedor. A la hora de apostar por un negocio, los inversores no solo valoran las cifras y previsiones. También le otorgan una gran importancia al discurso y la personalidad del CEO. Es aquí donde las mujeres emprendedoras encuentran la mayor barrera para conseguir financiación. Los números solo dejan lugar a juicios objetivos, pero cuando lo que se valora es la persona aparecen juicios (y prejuicios) negativos.

Según un estudio de HSBC Private Banking, un tercio de las mujeres emprendedoras se enfrentan a prejuicios de género cuando buscan capital para su negocio. Por ejemplo, los inversores tienden a pensar que las mujeres se toman su negocio como un trabajo a tiempo parcial o un hobby. Estos prejuicios son mayores cuando los inversores son hombres. Mientras que la probabilidad de que un proyecto liderado por una mujer sea financiado es del 26 %, esta baja al 15 % cuando los inversores son hombres.

Los prejuicios no concuerdan con los datos. En España, solo el 48 % de las empresas fundadas por mujeres fracasan, mientras que cuando el emprendedor es un hombre la probabilidad de fracaso aumenta hasta el 66 %. Esto no quiere decir que la mujer sea mejor emprendedora que el hombre, pues en la viabilidad de las startups influyen diversos factores. Pero los datos parecen evidenciar que los prejuicios a los que se enfrentan las emprendedoras son infundados. Prejuicios que, además, se ven acrecentados en el caso de industrias tradicionalmente dominadas por los hombres como la cervecera o la tecnológica.

El oasis del crowdfunding

Dentro de este ecosistema desértico, aparece un oasis para las mujeres. Por “oasis” se entiende un lugar con vegetación y vida que se encuentra dentro de un desierto. Ese oasis en el ámbito de la financiación lo representa el equity crowdfunding. En este campo, la tasa de éxito para mujeres es del 70 %, mientras que para los hombres es del 61 %.

¿Por qué la dificultad de las mujeres para conseguir financiación no parece afectar al sector del crowdfunding? El principal motivo es la reducción de las relaciones cara a cara con los inversores. Estos pueden acceder en detalle a los datos del proyecto desde su portátil y decidir así si invierten en él, sin necesidad de conocer al emprendedor en persona. De esta manera, los prejuicios desaparecen de la ecuación y los resultados varían.

A pesar de estos datos tan esperanzadores para las emprendedoras, la realidad es que en términos totales son los hombres los que recaudan más a través del crowdfunding. Aunque las rondas de financiación realizadas por mujeres tienen una mayor probabilidad de éxito, estas solo suponen un 35 % del total. No es de extrañar teniendo en cuenta que 83 de cada 100 emprendedores son hombres. Quizás precisamente el equity crowdfunding suponga un punto de inflexión para cambiar esta tendencia. El hecho de saberse con posibilidades de conseguir inversión podría animar a un mayor número de mujeres a emprender.

En Fellow Funders conocemos de primera mano la satisfacción que produce a las emprendedoras cerrar con éxito una ronda de financiación. Desde la startup de carritos de bebé Rocking Baby hasta la cervecera Althaia, son múltiples los proyectos que han conseguido la financiación que necesitaban para despegar. Experiencias que demuestran que el equity crowdfunding es un oasis por explorar para todas las mujeres que quieren emprender.

Por Javier Merino / Fellow Funders

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