El gigante farmacéutico estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNTech anunciaron hace unas semanas resultados satisfactorios de las pruebas realizadas con su vacuna contra el Covid-19. Pocos días después, la compañía Moderna, ubicada en Massachusetts, se sumó a la carrera dando otra buena noticia al mundo con el desarrollo de su vacuna. Ambos anuncios fueron increíblemente positivos y esperanzadores, proporcionando finalmente señales concretas de que esta pandemia será controlada en un futuro próximo.

El valor de estas compañías se disparó. Los títulos de BioNTech llegaron a alcanzar el 13 de noviembre los 106 dólares por acción, frente a los 19 dólares en la misma fecha del año pasado. De manera similar, las acciones de Moderna alcanzaron los 89 dólares, frente a los 19 dólares observados un año antes. BioNTech fue incluida en Bolsa en octubre de 2019 y Moderna en diciembre de 2018. Desde entonces, ambas empresas han generado retornos a sus inversores de 7,6 veces y 5,2 veces, respectivamente.

Es notable recalcar que, a pesar de que han trabajado en asociación con grandes compañías farmacéuticas, Moderna y BioNTech no son en sí compañías farmacéuticas. Ambas son empresas biotecnológicas, centradas en el desarrollo de moléculas vivas en lugar de compuestos químicos. Estas compañías y sus productos no se originaron dentro de grandes farmacéuticas o como resultado de su investigación. Por el contrario, ambas fueron fundadas por emprendedores, como sucede con las ‘start ups’ tecnológicas. Es por ello que en sus comienzos estas firmas fueron financiadas y apoyadas por inversores de venture capital especializados en esta industria y capaces de proveer capital inteligente de largo plazo.

En los últimos años, las compañías farmacéuticas han reducido su gasto relativo interno en I+D en favor del M&A (fusiones y adquisiciones). La razón que ha motivado este cambio está relacionada con el ritmo al que está ocurriendo la disrupción e innovación en el sector salud. Dado que el desarrollo de una molécula o de un proceso de terapia celular/genética (‘cell/gene therapy’) es una tarea a largo plazo, que requiere una inversión sustancial y que tiene importantes posibilidades de fracasar según la etapa en que se encuentre, las grandes empresas farmacéuticas están tendiendo a enfocarse más en su fortaleza de acceso al mercado.

Muy frecuentemente las empresas biotecnológicas no disponen de capacidad inmediata de fabricación o distribución, por lo que se centran estrictamente en la investigación y el desarrollo de nuevos productos. Como consecuencia, este tipo de empresas pueden ser mucho más ágiles y eficientes, aumentando sus posibilidades de éxito y reduciendo el coste del fracaso. Por ello, sus actividades son completamente complementarias a las actividades de la Big Pharma (grandes compañías farmacéuticas). De hecho, las empresas farmacéuticas se benefician tanto de las asociaciones como de las adquisiciones de estas ‘start ups’ que recurrentemente realizan, una vez que se tiene visibilidad sobre la efectividad y viabilidad de los nuevos productos.

Inversión

Cabe señalar que el desarrollo nuevos productos en el sector de ciencias de la vida es un proceso costoso, que a veces requiere cientos de millones. Dado que las Big Pharma están atravesando actualmente un periodo de menos inversión en I+D y una mayor actividad de fusiones y adquisiciones, la financiación y el consiguiente upside se deja en manos de inversores especializados dispuestos a asumir el riesgo asociado.

Estos inversores son típicamente fondos de ‘venture capital’ expertos en el sector de ciencias de la vida. En las etapas iniciales, en muchos casos, la innovación proviene de spin outsdel mundo académico y las empresas se establecen en torno a una determinada molécula o proceso. Típicamente, en esta etapa participan los fondos de ‘venture capital’ especializados en la creación de empresas. Una vez que se avanza en el desarrollo científico, las compañías empiezan a realizar las primeras etapas de ensayos clínicos que requieren un conjunto de procesos regulatorios muy rigurosos y costosos. Aquí, los fondos de ‘venture capital‘ financian y apoyan técnicamente a las empresas para aumentar las probabilidades de éxito en una determinada fase de desarrollo.

Para ello se involucran grandes inversores especializados que suelen combinar estrategias de venture capital y de mercados públicos/IPO (salidas a Bolsa), suministrando a las compañías grandes cantidades de dinero en efectivo y ayudándolas a realizar ensayos a gran escala.

En la medida que las empresas progresan en las diferentes fases de ensayos clínicos y se acercan a ser presentadas para aprobación, empiezan a intervenir nuevos inversores especializados en estas etapas más avanzadas de desarrollo.

Estos inversores son típicamente fondos de ‘crossover’ o hedge funds con el foco en el sector de ciencias de la vida y con capacidad para financiar a las empresas hasta su debut bursátil, normalmente en el Nasdaq (como ocurrió en el caso de BioNTech y Moderna). Normalmente, estos inversores terminan cubriendo casi por completo la ronda pre-IPO. De hecho, entre el primer trimestre de 2019 y el segundo de 2020, más del 90% de todas las empresas biotecnológicas que se listaron en Bolsa fueron financiadas por este tipo de inversores y hasta el 50% del volumen de salidas a Bolsa en un trimestre determinado es cubierto por estos insiders. El resto se comparte entre otros inversores, que suelen tener fuertes relaciones con los ‘venture capital que’ ya están participando en el accionariado de estas empresas.

En conclusión, vale la pena destacar tres puntos importantes. En primer lugar, la innovación en ciencias de la vida depende en gran medida de empresas biotecnológicas respaldadas por fondos de ‘venture capital’ (en lugar de grandes farmacéuticas). Segundo, una variedad de jugadores del mercado están involucrados en el desarrollo y construcción de estas compañías, agregando valor a lo largo del camino, mucho antes de que den el salto a los mercados públicos. Tercero, aunque los retornos del sector biotecnológico en las bolsas ha sido extraordinario, generalmente no es sencillo invertir grandes cantidades en el capital de estas compañías, ya que el ‘floating’ es relativamente bajo y generalmente cubierto por los ‘insiders’. Por ello, está claro que el sector ciencias de la vida presenta grandes oportunidades de inversión y la mejor manera de acceder a ésta es a través de fondos de capital riesgo.

Por Ivan Semenov, Investment Manager

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