Por Mamen Ponce de León / Expansión

Puede que el capital riesgo español tarde aún varios años en regresar a las condiciones y niveles de actividad que registraba durante el boom previo a la crisis financiera, pero desde el otoño de 2013 no deja de dar pasos orientados a recuperar los resortes que la debacle económica destruyó.

Ya son muchas las referencias que hablan de una nueva y más favorable etapa en este sector. Y sobre todas, una resulta decisiva: el dinero que tienen los fondos para materializar compras; imprescindible para que la industria vuelva a ponerse en movimiento.

En este apartado, el año pasado fue revelador de un incipiente cambio de ciclo en la industria. Conscientes de que España no solo había dejado de ser radioactiva para los inversores extranjeros, sino que además el apetito por el país andaba desbordado, las entidades locales de private equity -entre las que estaban pesos pesados como Portobello o Miura- se lanzaron a recabar apoyos para levantar nuevos vehículos, con un éxito de convocatoria impredecible pocos meses atrás: atrajeron 1.822 millones de euros, un 280% más que en 2013.

Esa inyección de nuevos recursos, consecuencia de la intensidad desplegada en las tareas de recaudación, ha tenido un efecto casi automático en la capacidad de pegada de los fondos, que se ha disparado a cotas no vistas en los últimos años. Así, la industria española de capital riesgo (sin incluir los fondos internacionales que operan en el país) comenzó el año con un arsenal de alrededor de 2.500 millones de euros para realizar nuevas inversiones, recoge la patronal del sector Ascri en el Informe de actividad del capital riesgo en España 2015.

Aunque esta cantidad queda todavía por debajo de los datos que se alcanzaban en el anterior periodo de prosperidad, significa todo un hito por contraste con la época de vacas flacas. Las gestoras privadas nacionales han conseguido doblar el volumen de recursos respecto a un año atrás, cuando esa partida apenas tocaba los 1.348 millones. Y todavía más acusada es la diferencia con la situación heredada de 2012. Por aquel entonces, las entidades locales de private equity solo guardaban munición por 800 millones.

Perspectivas

Este salto en el potencial de la industria no parece, sin embargo, un rasgo exclusivo de España. En el entorno internacional del capital riesgo, 2014 también pasará a los anales por el frenesí recaudador de los fondos, que ha contribuido asimismo a llenar las alforjas. Al acabar el ejercicio, las gestoras contaban con unos recursos globales para salir de compras que rondaban los 1.114 billones de euros, un 6,5% más que en 2013, según el servicio de estadísticas Preqin.

Las expectativas del sector de cara a la evolución en 2015 son positivas. Tanto en España como en el mundo, los agentes de la industria confían en que siga la buena racha en la atracción de inversores y no cese el aumento progresivo de recursos para efectuar adquisiciones, pese a la salida de dinero que representen las inversiones en el año. Aquí, todo dependerá de que gestoras como MCH o Magnum, inmersas ahora mismo en labores de fundraising, sean capaces de repetir el éxito de los fondos pioneros en dar por acabada la crisis. No faltan voces, con todo, que aseguran que lo tendrán más difícil que ellos.

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