Se necesita el esfuerzo de una generación para cambiar el futuro de la siguiente generación

El confinamiento por el COVID-19, me ha dejado tiempo para reflexionar sobre el futuro, lo que está por venir. Me fascina porque es imposible saber cómo será, o mejor dicho: cómo y cuándo será. Sin embargo, hay personas que están más cerca que otras del futuro; estas personas son aquellas que están construyendo el futuro. Me refiero a los emprendedores en sectores que hoy son pequeños pero que serán claves en una o dos décadas.

Gracias a la asociación Europea de Venture Capital, Invest Europe, he podido ver con detalle cuáles han sido las medidas que cada país europeo está aplicando a sus respectivos ecosistemas de Startups e Innovación como respuesta a la crisis del Covid-19. Me ha llamado la atención el contraste por países. España, cuarta economía de Europa, aparece en la cola en lugar de las primeras posiciones.

Apoyo de diferentes gobiernos europeos a la Innovación y Venture Capital en la crisis del Covid19

Fuente: Dealroom, Sifted, European Commission

Apoyo de diferentes gobiernos europeos a la Innovación y Venture Capital en la crisis del Covid19

Fuente: Dealroom, Sifted, European Commission

En España, la medida estrella de liquidez para los negocios, las líneas de crédito del ICO no están llegando a las startups. Incluso una startup pignorando en su banco el tramo no avalado por las garantías ICO no logra acceder al crédito bancario avalado por el estado. La cuenta de resultados de una startup, que no es lo mismo que un negocio de nueva creación, es incompatible con los comités de riesgo de las entidades bancarias, que en esta crisis son parte de la solución.

España y su futuro merecen una segunda oportunidad

Este hecho me ha hecho reflexionar sobre la importancia que los españoles estamos dando a aquellas personas que están construyendo el futuro con empresas. España está perdiendo otra oportunidad para salir de una crisis con un pie fuertemente anclado en un sector, el tecnológico, que va a generar muchos empleos de calidad y que serán competidos con otras naciones. Y permítanme que ponga el acento en “calidad”, porque si algo necesitan los jóvenes españoles son sueldos a la altura de su talento. Un problema que probablemente explique buena parte de la crisis demográfica que vive nuestro país.

Dicho de otra forma: los españoles tenemos otra oportunidad para que la siguiente generación tenga más empleos de alto valor añadido; y por ende, más impuestos para repartir en políticas sociales. ¿Dónde está el ministerio de Transformación Digital en el momento de mayor aceleración de dicha transformación? Además de la Renta Básica, ¿por qué no hablamos de cómo crear los campeones empresariales del futuro digital en España?

Quizá algunos no entiendan para qué necesitamos “invertir” en los sectores del futuro si no está claro el retorno a corto plazo o no tenemos hoy una ventaja competitiva. Pero, ¿se han parado a pensar en aquellos sectores que hoy están en el punto de mira de las grandes tecnológicas y que no lo estaban hace apenas cinco años (banca, movilidad, salud….)? Incluso nuestro Turismo podría cambiar radicalmente si la Realidad Virtual tiene éxito al completo. En definitiva, estamos viviendo la 4ª Revolución Industrial; sería ridículo que no aprendiéramos de las dinámicas que transformaron las sociedades en las tres revoluciones anteriores.

Las compañías cotizadas más grandes del mundo según su valor de mercado y sector 2001-2016

Fuente: Visualcapitalist

Y más allá de la necesidad geoestratégica de contar con campeones nacionales en determinadas campos digitales (i.e. ciberseguridad, Inteligencia Artificial) o ciencias de la vida (i.e. biotecnología), nuestro país tiene el talento necesario para capturar la oportunidad que brinda la transformación digital . ¿Por qué contentarnos con ser el “spa” de Europa cuando podemos hacer mucho más?

No obstante, el verdadero reto no consiste en aplicar una batería de medidas, si no en una visión a largo plazo compartida por una mayoría política sostenida en el tiempo. ¿Dónde está la generosidad intergeneracional? En Europa, hace 1.000 años, se edificaban catedrales en un esfuerzo compartido por varias generaciones; hoy estos templos siguen en pie, como símbolo de una cultura y una herencia.

En definitiva, necesitamos el esfuerzo de una generación para cambiar el futuro de la siguiente generación. En 1957 pudimos ver a franceses y alemanes enterrar su odio para alumbrar la Unión Europea después de una guerra con más de 60 millones de muertos. Hoy, mi generación, disfruta de la paz más duradera en la historia del viejo continente. Si los españoles no pensamos en la riqueza económica de nuestra siguiente generación, ¿quién lo hará?

Por Andy Areitio

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