A la hora de invertir un pequeño inversor cuenta con muchas más opciones que hace unos años. Si anteriormente sólo podíamos acceder a los productos que nos presentaban las entidades bancarias, ahora la situación ha cambiado. Con el acceso a las nuevas tecnologías, es extremadamente sencillo acceder a un amplio abanico de posibilidades y convertirte en trader.

Esto es así gracias a internet y las plataformas financieras online como 1000Extra, que nos permiten casi desde el móvil y el sofá de nuestra casa, invertir en productos que hasta hace relativamente poco solo eran accesibles a grandes corporaciones e inversores de gran caché.

Hablamos de instrumentos financieros como la bolsa nacional e internacional, las letras y bonos del estado, los ETFs, las opciones y futuros, el mercado de divisas o las criptomonedas, por citar unos cuantos relevantes, ahora son accesibles a todo el mundo.

Ante ellos, un inversor puede enfrentarse de distintas maneras. Si nos referimos al plazo, que suele ser una de las variables más importantes, podemos plantear una estrategia a corto, a medio o largo plazo.

¿Qué es cada tipo de plazo?

Por corto plazo se entiende cualquier operación en la que entre el momento de la compra y el momento de la venta pasa menos de un año. En el medio y largo plazo, hablamos de operaciones por encima del año.

No hay plazos mejores o peores, sino que hay plazos que se adaptan más a las características de un inversor que otro. Por ejemplo, aquellos que gusten de mover su dinero, tenerlo un día aquí y un día en otro producto, y traten de aprovechar los distintos tipos de tendencia, buscarán por naturaleza operaciones a corto plazo.

Si operaran a corto, se aburrirían.

Sin embargo, perfiles que quieran estar tranquilos, mirar cada cierto tiempo cómo evolucionan sus saldos, pero sin sobresaltos, buscarán el medio y largo plazo.

Cómo operar a un mes

Dentro del corto plazo, las operaciones a un mes vista dan margen de maniobra para conseguir buenas rentabilidades. No tienen la exigencia por ejemplo de las operaciones intradía, que requieren de nuestra atención constante.

A treinta días, un inversor tiene que buscar operaciones con volatilidad. Esta nos la van a dar básicamente la bolsa, las opciones y futuros, forex y las criptomonedas.

En bolsa, hay muy pocos valores –de los representativos- que no tengan variaciones en su cotización. Igual ocurre con los pares de divisas en forex, y si hablamos de bitcoins, litecoins o ethereum, por citar tres de las criptomonedas más importantes, la volatilidad puede ser tremenda, de incluso dos dígitos diarios.

Para acceder a estos productos, hay minimizar el riesgo en la medida de lo posible. De ahí que sea básico utilizar las herramientas que las plataformas financieras ponen a nuestra disposición, y que nos facilitan enormemente el trabajo: desde los simuladores para aprender a operar en bolsa, hasta las calculadoras de Forex, pasando por las órdenes de stop and loss que nos permitirán saber desde un primer momento cuál es la mayor pérdida esperada.

Además, habrá que estar al tanto de qué se cuece en la economía, y qué pasa en el mercado concreto en que invertimos, para saber, dentro de ese plazo de 30 días, cuál es el mejor momento para vender.

Fuente: Professional Newco

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