Por Miguel Angel Patiño / Expansión

Los grupos norteamericanos Blackstone y Cerberus, dos de los gigantes del sector de fondos de inversión, han puesto sus ojos en Abengoa.

Según fuentes del mercado financiero, estos fondos, conocidos en España sobre todo por sus incursiones en el sector inmobiliario, están sondeando la posibilidad de inyectar capital en Abengoa, convirtiéndose así en los salvavidas de este grupo, con cuya dirección ya se han entablado contactos. Fuentes de Abengoa no hacen comentarios.

La aparición de Blackstone y Cerberus en escena podría dar un giro inesperado al proceso de ampliación de capital de 650 millones de euros anunciado por la compañía a comienzos de agosto. Fuentes financieras indican que Abengoa mantiene, por ahora, su intención original de realizar una ampliación clásica. Es decir, una colocación retail que, en todo caso, estaría acompañada de la entrada de algún fondo o fondos estables con paquetes más o menos significativos pero no de control.

Escenarios

No obstante, a medida que pasa el tiempo sin que cuaje este proceso, el grupo empieza a estar abierto a otros escenarios. Abengoa, grupo presidido por Felipe Benjumea, está dispuesto a reformular la ampliación si uno o dos grandes fondos se comprometen a inyectar el capital necesario en solitario y se presentan como aliados a largo plazo. El principal problema sigue siendo qué grado de control de Abengoa está dispuesta a ceder la familia Benjumea, accionista de control, en favor de los nuevos socios. Un punto clave de la negociación es precisamente éste.

La familia Benjumea controla Abengoa gracias a que tienen la mayoría de las acciones A, con cien veces más derechos políticos que las B. Con un 5% del capital total, tiene más del 50% de los derechos de voto. Va a ser difícil que Blackstone, Cerberus o cualquier otro fondo esté dispuesto a inyectar capital aceptando sin más ese status quo. El tiempo, en cualquier caso, empieza a jugar en contra de Abengoa y los Benjumea, sometidos a una presión creciente.

La agencia de calificación Moody’s advirtió ayer que rebajará el ráting del grupo si no consigue ejecutar sus planes de reducción de endeudamiento a tiempo. Moody’s estima que existen “grandes riesgos de ejecución” de la ampliación de capital, ya que todavía no ha conseguido la suscripción por los bancos de inversión ni se ha convocado la junta extraordinaria necesaria para materializarla.

Volatilidad

Desde que anunció la ampliación, Abengoa es objeto en Bolsa de la volatilidad más absoluta. A mediados de agosto, llegó a bajar más del 60% en el parqué. Aunque ha recuperado una parte, sigue siendo un valor muy castigado. Los títulos B de la compañía, que sirven de referente para incluirla en el Ibex, cerraron ayer a 1,006 euros, un 3,5% menos. Están muy lejos de los 2,04 euros a los que cotizaban antes de anunciarse la ampliación. Las posiciones cortas, de inversores que juegan contra el valor de la compañía, se mantienen en el 7%, uno de los porcentajes más altos del Ibex.

Abengoa ha contratado al banco de inversión Lazard como asesor para la búsqueda de fondos que inyecten dinero en el grupo, lo que parece haber dado un impulso a este proceso, al tiempo que ha abierto el abanico de candidatos y el repertorio de fórmulas de financiación. Además del mercado americano y europeo, inicialmente Abengoa tanteó fondos de Oriente Medio, donde el grupo tiene proyectos compartidos con países como Emiratos Árabes.

La ampliación de capital no es necesariamente la única forma de captar fondos, indican fuentes bancarias. Abengoa podría vender su autocartera, que este año alcanzó un récord. Ahora tiene el 6,1%. El grupo, además, tiene varias emisiones vigentes de bonos convertibles, que se podrían canjear por capital. En el mercado se da por hecho que parte de la gran actividad de compraventa de bonos que ha habido en las últimas semanas en torno a Abengoa podría corresponder a órdenes de Blackstone y Cerberus.

Entrar en Abengoa sería, para ambos, un hito en España, donde han sido dos de los inversores extranjeros más destacados en los últimos meses en mercados en reordenación. Blackstone se ha convertido en un gran propietario de viviendas en alquiler. Cerberus se hizo con la inmobiliaria Sotogrande y apostó por empresas de recobro de deuda, como Gescobro. Ambos han sonado como compradores de los grupos de renovables Eolia y Renovalia.

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