No cabe duda de que es, a todas luces, pronto para poder determinar el impacto socio-económico que la pandemia del Covid – 19 tendrá en España; no obstante, estos meses de confinamiento y su proceso de desescalada, nos permiten identificar ya ciertos aspectos nada desdeñables.

Sin entrar a valorar en profundidad el impacto de la pandemia en los diferentes sectores de nuestra economía y las del entorno, sí podemos adelantar que el sector del Private Equity ha sufrido la ralentización, aunque con matices, propia de la paralización absoluta y sin precedentes de la actividad económica.

En particular, las desinversiones por parte de los fondos se han visto drásticamente reducidas (se estima que alrededor de un 70% a nivel global), entre otros, en aras de salvaguardar la rentabilidad manifiestamente afectada por la depreciación sufrida por las compañías en portfolio, y, del mismo modo, el fundraising se ha ralentizado a la espera de la evolución del mercado en los próximos meses (sin perjuicio que ASCRI – Asociación Española de Capital, Crecimiento e Inversión señala que el importe de fundraising en el mercado español se ha incrementado un 36,4% en comparación con el mismo periodo del año anterior, resultado de procesos de captación que se iniciaron en el ejercicio 2019).

Tanto es así, que las propias sociedades gestoras se han visto obligadas a la búsqueda de soluciones a un doble nivel: el primero, en el marco de las compañías en portfolio del fondo, por ejemplo, mediante el ajuste del gasto corporativo o la búsqueda de programas de ayuda regionales, estatales o de ámbito europeo; y, el segundo, en el ámbito del propio fondo, por ejemplo, mediante la extensión de su duración, la solicitud de extensión del periodo de inversión, así como, en aquellos supuestos en que el fundraising se encuentre cerca de la fecha de cierre, la extensión de dicho periodo.

La reacción de los inversores no se hará esperar y, más pronto que tarde, la aceptación, por su parte, de las medidas propuestas por las sociedades gestoras tendentes a la modificación de los términos y condiciones de la documentación legal del fondo, tendrá repercusión directa sobre la comisión de gestión.

Se prevé que el método de cálculo de la comisión de gestión se lleve a cabo de forma alternativa y no del, hasta ahora, modo tradicional basado en el número total de compromisos del fondo. Asimismo, aquellos inversores que gocen de solidez y se aventuren a suscribir compromisos en los primeros cierres del fondo, se podrán llegar a beneficiar de significativos descuentos sobre la comisión de gestión.

Todo ello, con el espíritu de atraer al inversor y mantener el dinamismo de un sector que, no exento de las consecuencias de la pandemia, es clave para la reconstrucción económica y la reactivación del tejido empresarial europeo y, más concretamente, el español.

No cabe la más mínima duda que uno de los grandes retos del sector del Private Equity en los próximos meses será la alineación de los intereses de sociedades gestoras e inversores en pro de la captación de capital, el mantenimiento de las compañías en portfolio y la expectativa de una determinada rentabilidad.

En este contexto, y en cuanto al mantenimiento de las compañías en portfolio, las sociedades gestoras se debatirán entre la activación de las cláusulas de “recycling para dotar a dichas compañías de liquidez en estos momentos de acuciante necesidad o el uso de mecanismos en sede de fondo que permitan captar financiación vía deuda por diversos medios (esta vía, de producirse, quedaría fuera del cómputo total de compromisos susceptibles de comisión de gestión).

En caso que lo anterior fracase, o no tenga el éxito esperado, las sociedades gestoras buscarán la tan necesaria liquidez en el mercado secundario que, de nuevo, se erigirá como indiscutible protagonista en tiempos de crisis para la obtención de recursos adicionales (ya sea para aliviar la tensión de liquidez que puedan sufrir determinados inversores o para acomodar a nuevos inversores en busca de alternativas y, en concreto, diversificación). Las sociedades gestoras ya trabajan en esta posibilidad y, sin ánimo de adelantar acontecimientos, se empieza a notar cierto interés y movimiento en la estructuración de fondos de secundario en nuestro mercado.

Sin perjuicio de lo anterior, la realidad es que el sector del Private Equity cuenta con una cantidad de “dry-powder” sin precedentes y, por ello, en especial para aquellos fondos que se encuentren en periodo de inversión, el actual escenario ofrecerá interesantes oportunidades para incluir en portfolio. De hecho, cabe señalar que el mercado español permanece razonablemente estable en cuanto al número total de inversiones realizadas se refiere, ganando protagonismo las de perfil Venture Capital, sin embargo, y a nivel general, brillando por su ausencia el cierre de “megadeals”. En cualquier caso, el cómo estas oportunidades sean susceptibles de valoración, atendiendo a la escasez de las mismas y la concurrencia de numerosas sociedades gestoras, el alcance de los procesos de Due Diligence y, asimismo, la reticencia de determinados inversores a que se produzcan desembolsos inminentes, serán asuntos que requerirán de la experiencia y mejor actuación posible por parte de las sociedades gestoras.

Esto es, aquellas sociedades gestoras que hayan demostrado hasta la fecha, y sean capaces de demostrar en estas circunstancias, un alto grado de resiliencia, profesionalidad y transparencia para con los inversores, previsiblemente ocuparán una posición privilegiada en el mercado, dado que serán las únicas aptas para menguar el más que pronosticable crecimiento de la aversión al riesgo por parte de un gran número de inversores.

De hecho, cabe destacar la previsión de que se produzca un fenómeno de “concentración” del sector del Private Equity en manos de grandes sociedades gestoras, lo que se estima se dará en un 73% de las ocasiones según el barómetro de Coller Capital Global Private Equity.

Vivimos momentos de incertidumbre, no cabe duda, pero sobran motivos para pensar que el sector del Private Equity será capaz de lidiar con los futuros retos socio-económicos que se vislumbran poco a poco en el horizonte, máxime cuando la Unión Europea ha entendido que el proceso de reconstrucción debe hacerse mediante la colaboración del capital público y privado y, en este sentido, trabaja en diferentes propuestas en las que el sector del Private Equity será un actor principal.

Y mucha atención, también, al exponencial desarrollo de los vehículos ESG a través de la batería de medidas que las instituciones europeas tienen encima de la mesa y que tienen un claro objetivo: llevar a término la “green revolution”.

Isabel Rodríguez, Socia – Fondos isabel.rodriguez@eu.kwm.com
Ildefonso Alier, Socio - Fondos ildefonso.alier@eu.kwm.com
Enrique Torné, Asociado - Fondos enrique.torne@eu.kwm.com

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