El año 2014 fue el de la salvación de Dogi. El fondo de inversión Sherpa Capital formalizó a lo largo del ejercicio su entrada en el capital de la compañía textil, que a mediados de 2013 se encontraba de nuevo a las puertas de la quiebra. Después del proceso de due dilligence, el grupo convocó en marzo una junta de accionistas para iniciar los trámites para la toma de control de la empresa.

En el último trimestre de 2013, Dogi había dado con su salvador. Tras varios años en busca de un socio inversor que aportase liquidez, la compañía acordó al fin su recapitalización con Sherpa Capital, un fondo español, pilotado por Eduardo Navarro, especializado en comprar empresas industriales españolas que atraviesan por dificultades. En los últimos meses de 2013, el fondo de capital riesgo negoció los términos de la operación con la familia Doménech, los fundadores de la empresa, y la Generalitat catalana. Sherpa también pactó con los trabajadores una reducción de la plantilla en 37 personas y una rebaja salarial para el resto.

En febrero de 2014, Sherpa Capital dio luz verde a la compra de Dogi. El fondo anunció que tomaría el control de la textil a través de una OPA. La operación se realizaría a través de dos ampliaciones de capital por un total de 2,52 millones de euros y estaría condicionada a una quita de la deuda y a la aportación de un millón de euros por parte del Gobierno catalán.

El proceso de toma de control de Sherpa sobre Dogi se alargó de marzo a octubre. Después de que los accionistas de la compañía dieran su visto bueno a la operación, el primer paso del grupo inversor fue llevar a cabo una reducción de capital para dejar el valor de los títulos a 0,0064 euros y una posterior agrupación de acciones, de diez por una, que incrementó el valor hasta 0,064 euros.

Una vez fijado el nuevo precio de la acción, Sherpa emprendió la primera ampliación de capital por 1,26 millones de euros a la que sólo acudió el fondo. En paralelo, Dogi cerró el acuerdo con la Generalitat. El Ejecutivo catalán se comprometió a otorgar un préstamo participativo de un millón de euros, ampliable a 1,25 millones de euros, y la posibilidad de obtener avales para garantizar la financiación de circulante de hasta un millón de euros.

El pacto con el Ejecutivo de Artur Mas coincidió con un nuevo acuerdo con los acreedores, que aceptaron nuevas quitas y un nuevo calendario de pagos, tanto para la deuda concursal como la de después del concurso de acreedores. Tras la negociación con los acreedores, Dogi ha pasado de tener una deuda de 28,6 millones de euros a 31 de diciembre de 2013 a 5,2 millones de euros en la actualidad.

La entrada de Sherpa en Dogi se escenificó también con el cambio del equipo directivo de la empresa. El director general del grupo inversor, Alfredo Bru, tomó el cargo de consejero delegado, en sustitución de Ignasi Mestre, que estuvo en el puesto desde 2010. Por otro lado, el nuevo propietario de la compañía fichó también a Montserrat Figueras, ex ejecutiva de Nylstar, para dirigir la planta de El Masnou (Barcelona).

Por otro lado, Dogi formó un nuevo consejo de administración, del que salió el hasta ahora presidente de la compañía, Josep Doménech. Su hijo, Sergi Doménech, permanece en el nuevo consejo como representante de la familia fundadora. Por otro lado, Sherpa también ha recuperado a un histórico de la compañía, Richard Rechter, socio de la consultora Jethro Managment Consulting, como miembro del consejo de administración. Rechter estuvo al frente de la empresa entre 1993 y 1998 y fue el responsable de sacar a Dogi a bolsa.

El siguiente gran paso que dio Dogi fue regresar al parqué. A finales de junio, la compañía textil volvió a cotizar después de cinco años excluida de bolsa por entrar en concurso de acreedores. Después del verano, Sherpa emprendió el último tramo de la operación con la segunda inyección de capital, esta vez abierta a los antiguos accionistas, por valor de 2,6 millones de euros y se hizo finalmente con el 64,53% del capital de la empresa. Tras la operación, Josep Doménech, controla un 15% de las acciones de la compañía.

Navarro aseguró que 2014 sería “un año de transición” para Dogi. La textil volvió a beneficios en el tercer trimestre del ejercicio, una vez completado el proceso de recapitalización de la compañía. Entre enero y septiembre, Dogi situó su resultado neto en 10,4 millones de euros, frente a las pérdidas de 3,3 millones del mismo periodo de 2013. En los nueve primeros meses del año, las ventas de la compañía retrocedieron un 15,6%, hasta 27,07 millones de euros.

Los planes de Sherpa para Dogi pasan por engrosar la actual estructura de la empresa a través de la adquisición de otras compañías del sector en Europa y Estados Unidos, y de joint ventures (empresas conjuntas) en Asia.

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