Por Antonio Gallardo / CincoDías

Si tomamos como referencia algún país o región para ver el desarrollo del crowdfunding, este es sin duda Estados Unidos. Allí se ha desarrollado todo tipo de clases de crowdfunding y plataformas para financiarlo. A través de préstamos (crowdfunding lending), en participaciones en los proyectos (equity based crowdfunding), en recompensas (reward crowdfunding) o simplemente donaciones (fundraising). Esta enorme tipología ha llevado a que se puedan financiar todo tipo de proyectos, desde los más sociales hasta grandes iniciativas empresariales, la cual ha dado un paso más con la entrada de grandes proyectos inmobiliarios.

La compra de un edificio de oficinas o viviendas para su alquiler no difiere mucho de financiar un gran proyecto empresarial. En cuantía se necesita acaparar una cantidad muy importante de fondos, pero su retorno, es decir lo que recibirá el inversor, suele tener mucho menor riesgo en circunstancias estables de mercado. Es decir, mientras que en una startup o empresa que arranca se invierte asumiendo un gran componente de riesgo (que puede llevar tanto a que se multiplique nuestra inversión o que se pierda), invertir en inmuebles es más estable y con el respaldo de tener detrás un activo que se puede vender.

Las limitaciones de España

Por todo ello hay muchas razones para pensar que el desarrollo del crowdfunding inmobiliario puede convertirse en una nueva tendencia en la financiación de proyectos, al menos donde se ha iniciado, al otro lado del Atlántico.

Pero es bastante más complicado en países como España, en donde aunque se han desarrollado diferentes iniciativas, su crecimiento está siendo limitado. Seguimos siendo bastante “tradicionales” a la hora de buscar financiación, tanto entre particulares (plataformas p2p no están teniendo un gran recorrido) como en el de proyectos. Aunque en esta última si nos encontramos con un segmento activo, pero que en realidad difiere con el concepto original del crowdfunding, el del gran inversor de capital riesgo o business angel.

¿Sólo para grandes inversores?

Esto se ha notado en los cambios en la legislación que regula el crowdfunding, especialmente en los ámbitos empresariales (equity crowdfunding) en el que se amplió los límites de inversión. Con estos cambios, se distingue tanto en concepto y límites entre inversores acreditados y no acreditados. El grupo de acreditados estará formado por las instituciones oficiales, por las empresas con activos de un millón de euros, negocio de dos millones y recursos propios de 300.000 euros, y por los inversores particulares que puedan demostrar un nivel de renta superior a los 50.000 euros anuales y un patrimonio de 100.000 euros.

Con todo ello se ha creado actualmente una clara diferenciación, entre los escasos pequeños inversores que apuestan especialmente por pequeñas cantidades en plataformas de préstamos, y los grandes que sí lo hacen por proyectos empresariales. Pero también estos tienen algún límite más, el límite de recaudar por Internet es de sólo un millón de euros, una cantidad que hasta ahora ninguna startup española ha alcanzado. Con todo ello, el desarrollo de crowdfunding inmobiliario en España no parece fácil en el corto plazo, con pocos agentes interesados y esencialmente sólo potencialmente para los grandes inversores.

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