La pandemia del COVID-19 va a tener un impacto económico muy significativo en todo el mundo. Sin embargo, es muy pronto para decir cuál será ese impacto final y, por lo tanto, veremos en las próximas semanas cómo el mundo es capaz de hacer frente a él de una manera que minimice el golpe que está causando. Claramente, para poder calibrar la magnitud del impacto en este momento la clave es poder determinar cuánto tiempo durarán los bloqueos y las situaciones de emergencia en las diferentes partes del mundo. En cuanto al impacto que se puede prever en las carteras de fondos del mercado de capital privado, debemos distinguir entre el corto y el largo plazo.

A corto plazo, vemos claramente un probable impacto negativo en las valoraciones teniendo en cuenta lo que hemos visto en los mercados cotizados. Sin embargo, hay algunos aspectos relevantes a tener en cuenta: (i) no todos los mercados privados se comportarán de la misma manera -por ejemplo, es probable que los activos de infraestructuras se vean menos afectados que otro tipo de inversiones no cotizadas-, (ii) diferentes sectores dentro de la misma clase de activos mostrarán variaciones totalmente diferentes -por ejemplo, dentro del mercado inmobiliario es previsible que los activos logísticos naveguen razonablemente bien la crisis, mientras que los centros comerciales u hoteles sufrirán mucho-, y (iii) en términos generales creemos que los activos privados mostrarán caídas algo más moderadas en sus valoraciones en relación al recorrido a la baja que están experimentando los mercados cotizados y, viceversa, en lo relativo al recorrido al alza, basándonos en lo que hemos visto en otras grandes correcciones en crisis anteriores.

En cualquier caso, lo que es más relevante es cuál puede llegar a ser el impacto a largo plazo de esta crisis en la economía. En este sentido y como ya hemos apuntado, a día de hoy -finales de marzo del 2020- es demasiado pronto para saberlo. Francamente, todo depende de la duración final de los bloqueos/fases de aislamiento, y lo que es más importante, de la profundidad y magnitud del estímulo fiscal que los gobiernos de todo el mundo están poniendo en marcha para garantizar que las empresas permanezcan en su lugar y, por lo tanto, que la gente pueda mantener sus puestos de trabajo. Obviamente, esto también va a requerir el acceso a liquidez a corto plazo por parte de las empresas -tanto las grandes, como las pequeñas y medianas-, pero parece que los bancos centrales ya se están comprometiendo a proporcionarla. Si se ponen en marcha esas dos iniciativas críticas, entonces se tratará de un problema temporal que se resolverá, y la situación mejorará una vez que todos los sectores de la economía entren en una fase de mayor normalidad.

Por otro lado, no hay que olvidar que históricamente las mejores rentabilidades de los mercados de capital privado se han producido en situaciones de mercado como la actual. Si bien es previsible que se produzca una disminución significativa en el flujo de operaciones en el corto plazo, esperamos ver de manera progresiva la aparición de oportunidades de inversión muy interesantes en el mercado primario -adquiriendo empresas a múltiplos de valoración inferiores a los previos a la crisis, y en base a beneficios menores-. Donde en particular esperamos ver inversiones muy interesantes es en el mercado secundario de fondos de capital privado debido a que los precios serán muy ventajosos ya que las valoraciones de los fondos bajarán y los descuentos que se aplican a los mismos se ampliarán, dado que los vendedores conseguirán quitarse la obligación de hacer frente a los desembolsos pendientes... Es por ello que en el mercado privado en el pasado hemos podido ver que las mejores operaciones y las rentabilidades más ventajosas se han logrado en momentos de grandes dificultades.

En este contexto, y sin perder de vista nuestra filosofía de inversión conservadora, la cual se basa en una premisa fundamental de preservación de capital en los distintos momentos del ciclo, no podemos ocultar que podemos estar ante un cambio de ciclo que típicamente ofrece oportunidades especialmente atractivas para inversores profesionales como el Grupo Altamar. En este sentido, tenemos la ventaja de contar con un excelente equipo y una base de clientes leal y variada. Como es lógico, en estos momentos de mercado veremos que los procesos de fundraising serán algo más largos. Sin embargo, también creemos que nuestros clientes son muy sofisticados, y además ya han experimentado las atractivas rentabilidades que hemos generado en momentos de crisis anteriores, y, por tanto, estamos convencidos que sabrán reconocer que este es un gran momento para invertir.

Autor: José Luis Molina, Socio Fundador, Co-CEO y Co-Chief Investment Officer de Altamar Capital Partners, publicada en el suplemento Capital Privado de El Economista ( https://revistas.eleconomista.es/capital-privado/2020/marzo/una-mirada-al-mercado-privado-NC2488719 )

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