Los secondary buyout entre fondos de private equity se han disparado en el último año en España. Es decir, cada vez más fondos de capital riesgo españoles se están apalancando en otros fondos internacionales para vender sus mejores activos.
El secondary buyout (SBO) es una operación de M&A en la que un fondo de capital riesgo compra a otro fondo de capital riesgo su participación en una empresa previamente adquirida por éste.
También conocido como adquisición apalancada secundaria, estas megacompras entre fondos de capital riesgo movieron el año pasado más de 7.000 millones de euros en España. Algunas de las principales operaciones fueron las de Altadia, adquirida por Carlyle a Lone Star por más de 1.900 millones de euros; la teleco Adamo, adquirida por Ardian a la gestora sueca EQT por más de 1.000 millones;y la pizarrera Cupa, adquirida por Brookfield a Carlyle por 900 millones.
Existen diversos motivos que explican por qué se producen cada vez más grandes compraventas de compañías españolas entre fondos de capital privado nacionales e internacionales.
Los secondary buyout son operaciones de M&A que suelen cerrarse de forma especialmente veloz. En estas compraventas suelen interesarse varios fondos de capital riesgo e incluso otras empresas. Por este motivo, la parte compradora a menudo tiene que hacer frente a una fuerte presión no solo en precio, sino también en plazos.
Para el fondo de capital riesgo vendedor es una prioridad asegurarse de no tener ninguna potencial responsabilidad futura en relación con la venta de la compañía. Para lograr esta salida limpia, suele obligar al comprador a suscribir una póliza de seguro de manifestaciones y garantías (warranty and indemnity insurance o W&I). De esta forma el fondo comprador tiene cobertura frente a contingencias desconocidas y es la aseguradora quien cubre el riesgo por incumplimiento de las manifestaciones y garantías del vendedor.
En los secondary buyout el precio suele fijarse por el sistema locked box. Es decir, el precio se fija con base en unas cuentas cerradas con fecha anterior a la firma del contrato de compraventa. A partir de esa fecha el riesgo/beneficio económico del negocio se traslada al comprador. Por su parte, el vendedor asume ciertas obligaciones durante el período interino.
En mercados como el francés o el británico, los secondary buyout suponen casi el 30% del total de operaciones de M&A. En España todavía nos encontramos lejos de este porcentaje, por lo que hay que pensar que las adquisiciones apalancadas secundarias todavía tienen un amplio recorrido de crecimiento en los próximos años.
Por Manuel Urrutia | Confianz