Cientos de miles de personas confinadas, plantas de producción inactivas, fronteras cerradas y aviones parados en aeropuertos vacíos. La pandemia del COVID-19 nos ha dejado imágenes sin precedentes y de forma simultánea en la gran mayoría de regiones del mundo. En lo económico, el impacto también se espera que sea muy relevante, aunque la clave está en cuanto se puede dilatar en el tiempo.

En el corto plazo, la pandemia ha puesto en modo espera a casi la totalidad de las operaciones de M&A que estaban en marcha, con la excepción de sectores como el de renovables e infraestructuras donde algunos procesos se mantienen activos. En el contexto actual, en el que esperamos que la crisis sanitaria remita y se reactive la actividad lo antes posible, las compañías están centradas más que nunca en mejorar sus operaciones y su gestión de la tesorería.

A nivel global, las empresas de todo el mundo asisten a una transformación del mundo de los negocios, reconfigurando sus cadenas de suministro, evaluando el impacto en sus resultados y planificando cómo reforzarse en el contexto actual y seguir siendo competitivos en el futuro.

Así se recoge en el informe que hemos publicado recientemente Global Capital Confidence Barometer en el que se concluye que el 56% de los ejecutivos consultados todavía planea realizar una fusión o adquisición en los próximos doce meses para impulsar su crecimiento.

Este dato, aunque sigue siendo positivo, requiere de una pequeña matización. La encuesta se realizó entre los meses de febrero y marzo a 2.900 ejecutivos de 46 países. Antes del 19 de febrero -fecha a partir de la cual el índice bursátil S&P deja atrás los niveles máximos ante la evolución de la pandemia-, el porcentaje antes mencionado alcanzaba el 59%. Las respuestas recibidas a partir de entonces situaron la cifra en el 54% anticipando la ralentización de la actividad.

Es un hecho que la encuesta refleja un parón en las operaciones de fusiones y adquisiciones planeadas. Sin embargo, los ejecutivos mantienen cierto optimismo con la evolución del M&A en los próximos doce meses al considerar que, tal y como ocurrió tras la crisis financiera de 2008, existe una oportunidad para hacer adquisiciones de activos de calidad que impulsen el crecimiento de los negocios en un mercado en recuperación.

En este sentido, la adquisición de tecnologías, de nuevas capacidades de producción o de empresas innovadoras serán los principales intereses que moverán la actividad en los próximos meses. El objetivo de estas operaciones será, en primer lugar, entrar en nuevos mercados o favorecer concentraciones y, en segundo lugar, una respuesta a los cambios regulatorios, de impuestos, aranceles y para la seguridad de la cadena de suministro, según recogen las conclusiones del informe.

La encuesta también nos deja datos tan interesantes como que la mayoría de los ejecutivos avanzan un descenso en las valoraciones de las empresas o que la capacidad de adaptación de éstas, la llamada resiliencia, se está convirtiendo en un factor determinante para quienes analizan la conveniencia de una transacción.

Por otra parte, el impacto humano, social y económico del COVID-19 ha modificado notablemente el sentimiento empresarial hacia la evolución de la economía a nivel mundial. Antes del 19 de febrero, el 47% de los ejecutivos mantenía una previsión al alza y solo el 18% se mostraba contrario. Sin embargo, a partir de esa fecha los porcentajes han cambiado notablemente hasta situarse en el 23% y el 46%, respectivamente.

Además, la mayoría de los ejecutivos cree que la recuperación económica a nivel global será en forma de “U”, con un período lento de la actividad hasta 2021, mientras que un 38% opina que será en “V”, con un retorno a la actividad normal hacia finales de 2020. Sólo un 8% piensa que será en “L,” con un período de recesión en donde la actividad no repuntaría como mínimo hasta 2022.

La inesperada llegada del COVID-19 ha obligado a las organizaciones a replantearse sus modelos operativos. El cierre de la actividad en muchos países ha hecho que más de la mitad de los encuestados (52%) esté dando pasos para cambiar su cadena de suministro. Además, se están acelerando las inversiones en automatización, en transformación digital y en la gestión de su fuerza laboral.

Aunque la situación que estamos viviendo nos obliga a que la prioridad número uno se centra en las consecuencias inmediatas del COVID-19, siempre es recomendable no perder de vista la perspectiva del medio y largo plazo para detectar oportunidades y facilitar el crecimiento cuando se recobre la normalidad.

Autor: Javier Bontigui - Socio de Transacciones de EY

Tribuna publicada en

Publicada en El Correo, el 26 de abril de 2020

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