La COVID-19 impulsa el valor de las acciones ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) de las compañías, reafirmando la tendencia que ya se venía gestando en los últimos años. En este sentido, los inversores institucionales están recurriendo a la evaluación de estos factores para medir el rendimiento de las empresas y apostar así por compañías comprometidas con la creación de valor a largo plazo. Según el estudio Global Institutional Investor Survey de EY, realizado a partir de una encuesta a cerca de 300 inversores institucionales de todo el mundo, el 91% de los encuestados considera que la información no financiera ha sido, frecuentemente o de forma ocasional, fundamental a la hora de decidir dónde invertir en los últimos doce meses. De hecho, la proporción de inversores que dicen que esto ha sucedido con frecuencia ha pasado del 27% de 2016 o del 34% de 2018 al 43% actual.
El 98% de los encuestados evalúa el rendimiento no financiero basándose en las divulgaciones corporativas. De ellos, un 72% dice que lo hace de una forma metódica y estructurada (en 2018 era el 32% y en 2013, cuando se inició este análisis, más de un tercio decía que hacía “poca o ninguna revisión de las divulgaciones no financieras”).
Los resultados de la encuesta muestran, además, que muchos inversores creen que las compañías no informan adecuadamente sobre los riesgos ESG que podrían afectar a sus modelos de negocio. Así, lo cree el 42% de los inversores preguntados por los riesgos de gobernanza, el 41% en el caso de los riesgos sociales y el 34% si se les hace referencia a los riesgos medioambientales.
Alberto Castilla, Socio de Sostenibilidad de EY, afirma: “Los inversores precisan de una mayor estandarización y rigurosidad de los datos no financieros porque contribuye a reforzar la confianza y credibilidad en las empresas y en los mercados. Las organizaciones más concienciadas con los factores ESG tendrán más posibilidades de recuperarse tras la crisis al favorecer la creación de valor a largo plazo”.
En este sentido, el 83% de los encuestados pone de manifiesto que es necesario contar con un marco formal que permita a las empresas medir y comunicar el valor intangible y así poder evaluar su estrategia de creación de valor a largo plazo, incluyendo un 40% que dice ser “muy necesario”. Tan solo el 2% de los inversores consultados dice que no ven la necesidad de que las empresas midan y comuniquen el valor intangible.
El estudio destaca que los principales retos detectados para que los informes de información ESG ganen en eficacia y utilidad son: la desconexión entre los informes ESG y la información financiera, la falta de información en tiempo real, así como de la información relativa a cómo la empresa crea valor a largo plazo, la necesidad de centrarse en los temas realmente importantes y la falta de visión de futuro en las divulgaciones.
Hoja de ruta
El estudio identifica las acciones principales que deberán acometer las organizaciones en tres áreas para cumplir con las expectativas de los inversores y asegurar que los ESG desempeñan un papel fundamental en el actual entorno de crisis:
De hecho, el estudio apunta que el 82% de los inversores encuestados dice que sería útil tener una verificación independiente del impacto de las inversiones verdes.
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