La euforia se apodera de los mercados porque muchos inversores creen que lo peor ha pasado. La historia parece que se repite. Las bolsas suben mientras el tejido empresarial de España se incendia.

La subida en la Bolsa me recuerda al comportamiento tras la crisis del 2008: hubieron subidas y bajadas, momentos de euforia que ilusionaron a los inversores seguidos de bofetadas. El gráfico adjunto muestra las similitudes del comportamiento.

El tejido empresarial de España es como un bosque con pocos árboles gigantes, algunos grandes, muchos pequeños (pymes) y muchísimos arbustos (autónomos y micro pymes). El confinamiento ha producido un incendio y se están quemando arbustos y pequeños árboles a una velocidad descontrolada.

El gobierno ha recurrido al ICO y a la banca como mangueras para frenarlo, pero el agua se queda en las copas de los árboles grandes y no les llega a muchos pequeños y autónomos, que se queman sin remedio.

Ya se han calcinado más de 130.000 empresas, algo más del 10% del bosque de pymes, que son el pulmón del país. Esras ya no volverán a crear empleo.

El Consejo General de los Colegios de Gestores Administrativos concluye que en un futuro inmediato cerrarán 240.000 pymes.

El 50% de los directivos de empresas familiares dicen que no podrán aguantar más de seis meses con el negocio en marcha si no les llegan los programas de ayuda del Gobierno. Hablamos de 550.000 empresas.

Pero el agua no llega porque escasea. Ni siquiera hay para pagar a los empleados en ERTEs.

Muchos países están incrementando el gasto público y su deuda, y usan ese dinero para apagar sus propios incendios y salvar su tejido productivo. España no puede porque está y estará a la espera de los 140.000 millones que nos ha ofrecido Europa. La propuesta de fondos no es definitiva puesto que todavía tiene que ser negociada con los gobiernos de los Estados miembros y, al estar ligados al Presupuesto plurianual de la Unión Europea, los fondos se aprobarán a pricipios del 2021 y comenzarán a llegar a finales de ese año. El dinero tarda en llegar y lo hará con exigencias de reformas.


Nuestro gobierno se resistirá a estas reformas, y perderá un tiempo precioso de salvar un bosque empresarial que se consume en las llamas del impago.

Esta crisis ha encontrado a España sin capacidad de reacción porque nuestro país ha vivido por encima de sus posibilidades durante las vacas gordas, siempre gastando más de lo que ingresa, como muestra el grafico.

Basta con ver el rally del empleo público, las nóminas creciendo un 2,5% el 2019 y más de un 2% este año en que la inflación será negativa (-0.3%). Este descontrol de gasto se produce en un país que tienen el dudoso honor de ser número dos del mundo en montante absoluto de Deuda Neta Externa, con una pirámide de población invertida, con altos compromisos a futuro por pensiones y con la tasa de natalidad más baja del mundo.

Desgraciadamente nuestro país lleva años empobreciéndose, porque cuanto más deuda tienes más pobre eres. Un denominador común de los países pobres es que son frágiles y sufren el abuso de los ricos.

Alemania ha dedicado ya un billón de Euros a rescatar a sus empresas (casi todo el PIB de España), Francia ha prometido 8.000 millones a su sector del automóvil. En España la ayuda ha sido, como muestra el gráfico, muy reducida y las empresas se van a otros países porque no hay dinero público para ellas.

Alemanes y franceses quieren aprovechar esta crisis para crear campeones europeos capaces de competir de frente con los gigantes chinos y americanos y, para lograrlo, han decidido potenciar las fusiones intra-europeas. Es una buena medida, pero los ganadores serán sus empresas nacionales y se llevarán allí los centros de producción.

En España, por nuestro elevado endeudamiento, no tenemos dinero para apagar el incendio empresarial ni seremos capaces de participar como protagonistas en la concentración creando campeones europeos. Seremos los pedigüeños y nos tratarán con caridad, que es como el rico trata al pobre.


¿Y los empresarios?

La deuda empobrece a los Estados, a las personas y a las empresas. Son como cualquier otra trampa en la que se es muy fácil caer, pero de la que es dificilísimo salir y se acaban convirtiendo en una amarga esclavitud.

Los empresarios y directivos inteligentes son proactivos y capitalizan su empresa creando colchones de seguridad. Afortunadamente el momento es ideal porque nunca en la historia el capital riesgo ha tenido tanto dinero para invertir (dry powder) como muestra el gráfico, por lo que hay que aprovecharlo:

Este incendio no ha hecho más que empezar y todavía queda mucha crisis por delante que arrastrará a aquellos que tengan balances frágiles.

Si eres empresario o directivo, vende activos no necesarios y se pro-activo en la busqueda de capital pues lo vas a necesitar en esta hogera que viene cargada de impagos e impuestos. Los que tarden en reaccionar, se quemarán.

Autor: Enrique Quemada Clariana - Consejero Delegado de ONEtoONE Corporate Finance @enriquequemada - www.onetoonecf.com - Linkedin: https://es.linkedin.com/in/enriquequemada

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