Desde la irrupción del Covid-19, la mayoría de startups de sectores como el turismo, el comercio y el sector cultural han sufrido las consecuencias de las diferentes medidas y restricciones, impuestas por el gobierno durante el estado de alarma, de manera directa.

En el artículo de hoy continuamos con el estudio del ecosistema startup y analizamos la otra cara de la moneda: ¿en qué sectores las startups han visto mermada su actividad durante la crisis del Covid-19 y se han visto obligadas a reinventarse y a pivotar sus modelos de negocio para evitar extinguirse?

La pandemia del Covid-19 ha provocado una gran pérdida de vidas humanas y una crisis económica sin precedentes en el conjunto del planeta. La recesión experimentada en la mayoría de países se ha traducido en un fuerte descenso del PIB a nivel mundial y un fuerte aumento del paro. Comparativamente, el PIB de España ha caído más que el del conjunto de la zona Euro y las perspectivas económicas son excepcionalmente inciertas.

El impacto de la crisis ha afectado prácticamente a todas las actividades económicas, especialmente a servicios de alojamiento, restauración, actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento y comercio al por menor, que junto con las actividades administrativas y servicios auxiliares concentran el 65% de la destrucción de empleo. Se trata de actividades que por norma general requieren una gran interacción social y donde la distancia dificulta que se puedan realizar de forma óptima.

Para las startups, que debido a su propia naturaleza se caracterizan por contar con escasa liquidez, verse obligadas a frenar su actividad sin previo aviso, supuso para muchas de ellas la pérdida parcial o total de la competitividad que habían conseguido lograr hasta el momento. Tener la capacidad de reinventarse y pivotar sus modelos de negocio, haciendo uso de las políticas y medidas específicas impulsadas por el Gobierno en los sectores más afectados del mercado para reimpulsar el crecimiento, ha sido en muchos casos la única vía de escape para continuar existiendo.

Hoy analizamos cómo ha afectado la pandemia a las startups de sectores como el turismo y la hostelería, el sector textil, el sector automovilístico y el ocio y la cultura.

Turismo y hostelería

Durante la pandemia, los diversos agentes que hasta el momento operaban de manera regular en el sector del turismo y la hostelería fueron los grandes perjudicados desde un primer momento cuando, en muchos casos, se vieron obligados a cesar su actividad a medida que los diferentes gobiernos decretaban medidas de salud pública para cada uno de los países afectados. En España el impacto de la crisis no deja lugar a la imaginación: mientras que en 2019 la cifra alcanzada fue de más del 12%, en 2020 la participación del turismo en el PIB español ni tan siquiera logró superar el 5,5%.

En un verano caracterizado por la caída en más de un 70% respecto al año anterior del número de visitantes extranjeros que llegaron al país, las startups dedicadas al sector del traveltech han tenido que reinventarse y adaptar sus soluciones al conocido como turismo de proximidad, en búsqueda de un crecimiento moderado y sostenible que les permitiese continuar su actividad.

Pese a que los viajes domésticos realizados por los propios ciudadanos españoles se redujeron drásticamente durante el primer semestre, para muchas de las startups analizadas han representado la principal fuente de ingresos durante el resto del año.

Las cifras a las que han tenido que hacer frente las startups del sector de la hostelería no se quedan atrás: con más de 100.000 establecimientos cerrados y la pérdida de 300.000 empleos, las consecuencias del Covid-19 han afectado tanto a las empresas que comercializaban sus productos y servicios en el sector de manera directa como a todas aquellas startups que, con un modelo de negocio B2B, actuaban como intermediarios ofreciendo soluciones para mejorar la eficiencia de las primeras. La digitalización forzada del sector ha sido la clave principal para que muchas de estas empresas lograran, con mayor o menor solvencia, hacer frente a la crisis provocada por la pandemia.

Sector textil

En España, la industria de la moda, una de las grandes potencias del país hasta el momento, ha sido una de las más perjudicadas desde los inicios de la crisis social y económica causada por el Covid-19.

En concreto, el sector textil ha registrado al cierre del ejercicio pérdidas del 39,2% de las ventas, respecto al año 2019. Las cifras registradas durante los primeros meses del confinamiento son mucho más drásticas: los comercios españoles dedicados a la producción y venta de moda y complementos cerraron sus balances con pérdidas en la cifra de ventas conseguida de entorno al 70, 80 y 72% en marzo, abril y mayo respectivamente.

Puesto que gran parte de las startups españolas del sector de la moda han nacido bajo el concepto de native digital brand, a diferencia de la situación que han vivido los comercios tradicionales que se han visto obligados a digitalizarse para intentar paliar las consecuencias de la crisis, el cierre obligado de los establecimientos no ha sido el problema principal al que han tenido que enfrentarse, El problema real ha surgido de la incapacidad de dar salida a la gran cantidad de stock provocado por la caída de las ventas: en muchas ocasiones la única vía de escape para las startups ha sido recurrir a descuentos para intentar impulsar las ventas y conseguir liquidez la liquidez necesaria para sobrevivir.

Ahora, las marcas del sector se enfrentan al reto de adaptarse a un consumidor que ha cambiado sus hábitos y preferencias de compra: la reducción del número de eventos sociales y celebraciones a los que poder acudir sumado al incremento del teletrabajo, entre otros, ha provocado que los clientes posterguen las decisiones de compra de muchos productos que antes adquirían más frecuentemente.

Automoción

En el sector de la movilidad el Covid-19 ha causado estragos tanto en grandes compañías dedicadas a la producción automovilística como en pequeñas startups emergentes dedicadas a la movilidad urbana y el ridesharing, que vieron como de un día para otro quedaba completamente frenada su actividad sin margen de maniobra.

Para las startups dedicadas a ofrecer soluciones para los usuarios de vehículos la pandemia no hecho más que empeorar la situación de un mercado decreciente desde 2017: con las plantas de producción de automóviles españolas cerradas durante más de un mes y el cierre de la fábrica de Nissan en Barcelona, el número de matriculaciones en España fue de alrededor de 851.000 vehículos, muy lejos de las casi 1.300.000 alcanzadas durante el año 2019.

Por otro lado, las startups que basaban su actividad en el transporte privado de pasajeros han sufrido directamente las consecuencias derivadas del distanciamiento social y de las restricciones a la movilidad de los ciudadanos, impuestas por los diferentes gobiernos del país. El aumento del teletrabajo se ha traducido en una disminución directa del flujo de vehículos y pasajeros en las grandes ciudades.

Con millones de personas sin poder salir de sus viviendas durante semanas, la existencia de startups que ofrecían soluciones de carsharing, motosharing y ridesharing perdieron todo el sentido. Además, la prohibición de compartir vehículo con personas fuera de aquellas estrictamente convivientes y el miedo generalizado al contagio, vista la inviabilidad de desinfectar los vehículos después de cada uso, ha provocado una caída importante del número de usuarios activos que siguen haciendo uso de este tipo de aplicaciones.

Ocio y actividades culturales

Desde principios de marzo de 2020, las competiciones de deporte fueron las primeras en interrumpir sus actividades y cerrar las puertas al público. Paulatinamente, conciertos, teatros, espectáculos y otras actividades culturales se vieron obligados a tomar las mismas medidas en diversos puntos del país.

Tan solo dos semanas después, en los momentos más duros de la pandemia, la mayoría de las competiciones deportivas y giras musicales se encontraban canceladas o, en el mejor de los casos, suspendidas y a la espera de que la situación mejorase, para poder ser retomadas.

El 13 de marzo, cuando el Gobierno decretó el estado de alarma, para hacer frente a la expansión del Covid-19, los locales dedicados al ocio quedaron completamente cerrados hasta nuevo aviso, lo que supuso un duro golpe para las más de 25.000 empresas y 200.000 personas que forman parte del mercado del ocio y los espectáculos en el país.

Analizando específicamente la situación de las startups del sector más perjudicadas, destacan las dedicadas a la venta de tickets y entradas online, un mercado que hasta el momento atravesaba un auge económico y que desde hace un año ha quedado totalmente paralizado. En concreto, ya durante los primeros momentos de la pandemia, las visitas a las webs o aplicaciones de venta de entradas disminuyeron un 55% (tomando como referencia los datos obtenidos en la semana del 9 al 15 de marzo con respecto a la semana del 17 al 23 de febrero de 2020).

Hasta hace un año las startups del sector del ocio y la cultura dependían de la realización de eventos presenciales. Un año después la situación aún no se ha normalizado (las competiciones deportivas siguen realizándose a puerta cerrada, conciertos y espectáculos han de cumplir con estrictas medidas de aforo, etc.) por lo que aquellas soluciones dedicadas a eventos y festivales de música, reserva y programación de actividades o venta de regalos que incluían actividades culturales se han visto en la mayoría de ocasiones obligadas a pivotar sus modelos de negocio para poder sobrevivir.

* Fuente: Statista

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