El consejo de E.ON acordó el 30 de noviembre la venta de todos sus negocios en España y Portugal al fondo australiano Macquarie por 2.500 millones de euros. El fondo estatal kuwaití KIA, que en los años ochenta fue uno de los grandes inversores internacionales en el mercado español a través de su filial KIO, acompaña a Macquarie como socio. Esta operación es la mayor desinversión de E.ON desde la venta de su red en Reino Unido, en 2011, por más de 4.400 millones de euros y marca una nueva estrategia de E.ON, que incluye un plan de segregación de activos para “adaptarse a los nuevos tiempos”.
Fuentes de E.ON no desvelaron ayer qué parte de los 2.500 millones de la transacción es deuda. E.ON aspiraba a lograr, al menos, 3.000 millones. La compañía anunció que, en lo que queda de año, realizará saneamientos de 4.500 millones, sin especificar que parte serán por la filial ibérica.
Macquarie, que apenas tiene presencia en España (sólo dos pequeños proyectos solares) realizará la compra a través del fondo Macquarie European Infrastructure Fund (MEIF4), especializado en infraestructuras. Por otra parte, con esta operación, el fondo kuwaití KIA retorna a España después de su abrupta salida en los años noventa. Participará en la operación a través del fondo Wren House Infrastructure. En el mercado se baraja que la participación final de Macquarie en los activos adquiridos sea del 60% y, la de KIA, del 40%. Es muy probable que, una vez se complete la transacción, los activos se dividan en dos grupos, regulados y no regulados, para facilitar su distinta financiación.
Los activos que se traspasan incluyen 650.000 clientes de electricidad y gas, 32.000 kilómetros de red de distribución eléctrica y 4.000 megavatios de potencia de producción eléctrica. La filial española, presidida por Miguel Antoñanzas, cuenta con 1.200 empleados.
La transacción está sujeta a la aprobación de las autoridades de Competencia de la Unión Europea. Se espera que finalice en el primer trimestre de 2015. Es previsible que la CNMC española también analice la operación desde el punto de vista de seguridad de suministro energético.
El primer ejecutivo de E.ON, Johannes Teyssen, explicó ayer que “el resultado de la venta incrementará la flexibilidad financiera de E.ON y reforzará el balance del grupo”.
E.ON había intentado, sin éxito, convertirse en el tercer gran grupo eléctrico en España, tras perder la batalla de opas y contraopas que se desató a partir de 2005 para hacerse con Endesa. A pesar de que E.ON fue uno de los protagonistas de aquella puja, finalmente ganó Enel.
‘Spin off’
La venta forma parte del plan de desinversiones de E.ON para reducir su deuda. Incluye el traspaso de los activos en Italia, que está en proceso. Con la venta de los activos en España, E.ON anunció ayer también un nuevo plan estratégico. El gigante alemán se centrará en el negocio de renovables, distribución y comercialización, y servicios energéticos. Por otra parte, agrupará sus activos tradicionales en generación, trading energético y exploración, y producción de hidrocarburos en una nueva sociedad con la intención de segregarla y sacarla a Bolsa (spin off).
“Es necesario responder al cambiante mercado global de la energía, de la tecnología y la innovación, y de las diversas expectativas de nuestros clientes con un nuevo comienzo. El actual modelo de negocio de E.ON no puede responder a los nuevos desafíos. De ahí que configuremos un nuevo negocio”, dijo ayer Teyssen.
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